La estrategia aparece en las cosas más pequeñas, y muchas veces lo que la gente piensa que es casualidad o buena suerte es sólo el efecto lógico de una acción pensada y realizada anteriormente. Un ejemplo: Todos los días tomo el metro en la estación terminal y todos los días la puerta se abre en frente de dónde yo estoy. Y mientras los demás corren y se agolpan por alcanzar asiento, yo no hago nada más que caminar. ¿Buena suerte? No. Lo que yo hago es un estudio previo del panorama. Un día llegué antes y observé todo lo que pasaba. Los metros pasan cada un minuto más o menos y paran a distinta distancia. Digamos que los trenes pares se detienen justo frente al espejo, y los impares unos dos metros antes del espejo. Pero hay una constante que se mantiene: hay una puerta que siempre se abre en frente de un cuadro de la Monalisa que está sobre un mural de MetroArte. Así de simple: yo llego en la mañanas, miro el cuadro, camino en línea recta hacia el andén y la puerta es toda mía.
Es un ejemplo sencillo, pero en realidad todos nos movemos por algo, y cuando nos movemos usamos estrategias. Sun Tzu dice que “si uno conoce al enemigo y se conoce a sí mismo, en cien batallas nunca será derrotado”. Y yo le creo.
lunes, octubre 02, 2006
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