lunes, octubre 29, 2007

Gracias a los gringos...

La canción de hoy es “Thriller” de Michael Jackson. Uno, porque me gusta; dos, porque coincide con el tema y tres, porque así recuerdo que tengo pendiente escribir algo sobre MJ, a ver si me inspiro para después.



Ahora que se acerca Halloween, no falta quién argumenta que es una tontera celebrarlo en Chile considerando su procedencia gringa, que es totalmente fuera de contexto que los niños anden amenazando a los vecinos con el “trick or treat” como si fuera obligación regalar dulces sólo porque el miércoles 31 de octubre es Noche de Brujas.

Personalmente no pienso comprar dulces, y si los compro, la única que se los va a comer soy yo. Mala suerte si alguien llega a golpear a mi casa, mi perro Master se hará cargo de la situación. Muahahaha.
Hablando en serio, me alegra mucho más que sea feriado y después sandwich.

Pero de que los gringos influyen, está claro que sí. Más aún con la globalización que nos inunda.

Por ejemplo, sin los gringos, más de la mitad de los textos de Ciencia Política no tendrían razón de ser, son superpotencia nos guste o no.
Sin los gringos, volveríamos a escribir las preguntas así: ¿……? y las exclamaciones así ¡……!, porque pareciera que ahora se contagió masivamente la costumbre de poner el signo sólo al final. (-Cómo estai? -Bien! -Por qué? -Porque sí!).

Aunque no todo es tan malo, hay varias cosas que yo agradezco a los gringos y a su ingenio a veces un poco incomprensible:

La Coca Cola: Es lo primero que se viene a la cabeza cuando hablamos de bebidas. No sé si quita la sed, pero igual es rica. Estoy segura de que el ron y el pisco, si pudieran hablar, me apoyan en esto de que la Coca Cola es primordial. Influyente al punto de imponer el color rojo en el traje del Viejo Pascuero. Me quedo con la Zero, pero dicen que da cáncer (ahora TODO hace mal).

Los jeans: Todos sabemos la historia de la ropa de trabajo de tela Denim, que a partir de la década de 1950 se empezó a imponer como prenda juvenil. En la semana obviamente no puedo usar jeans (aunque a veces me pongo una falda oscura que se ve algo formal), pero los fines de semana, de allá soy. Son sinónimo de relajo. Me carga cuando en los libros españoles traducen la palabra como “vaqueros”.

La música: Me gustan mucho más los rockeros ingleses, pero agradezco la existencia del grupo Toto. Una de las primeras canciones que conocí de ellos fue “Stranger in town”, la historia de un asesino prófugo que es buscado por toda Inglaterra, incluido el Buckingham Palace. Tonta yo, asumí que el grupo era inglés por las múltiples referencias a Londres, pero me equivocaba, son gringos y me encanta Toto. También me gusta Michael Jackson de la primera época (una cosa es la pedofilia y otra muy distinta es “Don’t stop till you get enough”); The Doors, Creedence Clearwater Revival y Styx, entre otros.

Los dulces: Es que me matan los M&M y los Skittles.

Las buenas películas y las buenas series: Hay películas que son un bodrio, pero varias son dignas de destacar, partiendo en mi lista personal por “Lo que el viento se llevó”. Las series son cuento aparte, los gringos son secos para armar buenas tramas y tener a la gente en ascuas aún cuando vayamos por la quinta o sexta temporada. No cualquiera puede hacer eso, así que siempre he admirado a los guionistas. Estoy viendo Grey’s Anatomy de nuevo, consiguiéndome los capítulos nuevos de Héroes y esperando que vuelvan Lost y Doctor House.

Bonus track
También agradezco la existencia de Bush, que es fuente inagotable de chascarros, sandeces y fotos freaks que me alegran el día cuando estoy aburrida. Dicen que cada nación tiene el gobernante que se merece. Ojo que eso va para nosotros también.

viernes, octubre 26, 2007

Elenco animal estelar

Gracias a Pixar y Dreamworks, ahora hasta un ratón puede hablar, ser el personaje principal de una película e interactuar con otros animales que en la vida real se lo comerían sin miramientos. Hasta los pingüinos bailan como profesionales (Happy feet) o pueden salir de su hábitat y planear estrategias que dejan a Napoleón Bonaparte como una alpargata (Madagascar).

Bueno, antes las cosas no eran así. Si por órdenes del guión la filmación debía incluir a un animal, había que ir a una escuela de adiestramiento, contratar al entrenador y “actuar” con la mascota. Por lo general se escogía a varias de reserva por si la principal se moría, se ponía porfiada o se accidentaba durante el rodaje...

¡Esto tiene segunda parte!
Un breve repaso de perros, gatos, pájaros y animales marinos se puede seguir leyendo después de hacer click
AQUÍ

Nota de la redactora:
Digamos que esto de redireccionar a Irreverencia.cl la columna de cine que escribo cada dos semanas es una estrategia de marketing.
La próxima semana vuelvo por estos lados con el post especial de Halloween y los gringos. Saludos

lunes, octubre 22, 2007

Fiesta de disfraces

La música: Ando pegada con esta canción y con todo el disco Greatest Hits de Yes, que escucho cuando me levanto y cuando me acuesto. Recomiendo no quedarse sólo con el título, porque el tema es mucho más que eso: habla de movimiento, cosa que siempre necesito estar haciendo o me aburro.



El lado lúdico que todos tenemos –unos más, otros menos-, aflora cuando hay una fiesta de disfraces a la vista.

-¿Y qué me voy a poner? (La pregunta clásica a la que uno le da vueltas varios días)
-¿Con qué me veré mejor? (Tema importante, porque no por estar disfrazados vamos a hacer el ridículo en público)
-¿Qué trapos tengo en mi casa para reciclar y no gastar ni un peso? (el costo de la vida no está como para andar comprando disfraces…)
-¿Me podré poner una sábana encima y dibujarle dos ojos? (la salida simple cuando ya no queremos oír hablar más del tema)

He ido a varias fiestas así y me gustan. Encuentro entretenido vestirse de otra persona y darse cuenta de que la gente resulta ser más ingeniosa de lo que uno cree (si no somos tan fomes los chilenos, un poco, pero nunca tanto).

El traje más estrambótico que he visto es el de una niña que se puso una malla verde en todo el cuerpo y se colgó varios globos morados de las caderas hacia arriba. Era un racimo de uvas. Por supuesto que no se pudo sentar en toda la noche y todo el mundo jugaba a reventarle los globos.

En la empresa donde trabajaba antes, hicieron una fiesta de fin de año temática: todos debíamos ir disfrazados de personajes de películas de cine. Arrendaron un local, contrataron un grupo de música, y éramos más de 200 personas disfrazadas, la mayoría con trajes arrendados. Mucha producción.

Había un tipo disfrazado de vaca (según él, la misma de “Irene, yo y mi otro yo”), varias niñas con la katana y el buzo amarillo de Uma Thurman en “Kill Bill”, un Charles Chaplin, un “Gladiador”, Sandy de “Grease”... Una amiga se disfrazó de la enfermera mala de Kill Bill, parche en el ojo incluido. Y mató.

Yo, siempre de gitana, gótica o de Minnie (tanto que critico a los ratones y tengo las orejas y el traje rojo guardado en mi clóset).

¿Mi disfraz soñado?
Gatúbela.
Obvio.
¿Y cuál sería el disfraz soñado de ustedes?

Post dedicado a mi hermana Daniela (la única que tengo y con quien me peleo un día sí y un día no por puras tonteras). Este jueves está de cumpleaños y el viernes pretende tirar la casa por la ventana con la fiesta de disfraces que está preparando.
Dios nos guarde y proteja del ruido al perro y a los dos gatos.
Ya estoy advertida: si no me disfrazo no tengo derecho a comer ni tomar nada.

jueves, octubre 18, 2007

Observaciones al pasar

El primer gol de Chile me pilló en el metro, estación Los Héroes. Lleno a reventar (se está poniendo desagradable de nuevo con el calor). Yo no iba escuchando nada porque la señal de radio de mi celular se pierde en el subterráneo, pero con el tremendo grito que se pegaron los pasajeros masculinos, me quedó claro que hubo gol.

El segundo me pilló en mi casa, aliñando la ensalada que me iba a comer. Sí, ese lo vi en vivo y en directo y me gustó.

Y vamos pelando analizando…

Pésimo se ve el uniforme de Chile con zapatillas blancas. No andaban todos así, pero eran varios. ¿Quién fue el ingenuo que les dijo a los jugadores que se ven bien? Yo se las sacaría ahora y las reemplazo por las clásicas zapatillas negras.

Entre los peruanos y los chilenos, la verdad no había mucho en qué recrear la vista (mujeres, ustedes entienden...)

Al final, obvio que todo el mundo estaba alegre y exultante, pero siempre pienso que los comentaristas de la TV pierden la proporción de las cosas y lo exageran todo. Decir que “Chile superó su marca” es mucho. Era altamente probable que les ganáramos a los peruanos, tal como era altamente probable que perdiéramos contra los argentinos. En esta pasada se cumplieron los pronósticos, pero de marcas, todavía nada.

Hasta noviembre, ahí quién sabe.

Nota: La portada de LUN la puse porque me dio mucha risa verla en el kiosco esta mañana.

sábado, octubre 13, 2007

La importancia de F5

Dice una nota del diario que más de la mitad de los chilenos son analfabetos digitalmente, o sea, no se manejan en herramientas de uso básico tales como Excel, Word o Powerpoint, y tampoco tienen idea de cómo navegar por internet.

Una cosa que lo explica son los recursos. No todos pueden permitirse comprar un computador o pagar la conexión a internet. Pero también hay otro factor: el interés por aprender y no quedarse en el pasado. Después de todo, estamos llenos de cybercafes y yo conozco algunos en donde cobran sólo $300 la hora.

Los abuelos tecnológicos son un bien escaso, yo con suerte he visto dos o tres. Está claro que no todo el mundo se maneja en el tema computacional y muchos se quedaron pegados en el ayer.

¿Y nosotros? Quizás también para allá vamos, no es muy difícil imaginar lo que dirán los nietos del futuro:

-“Mi abuela usaba Messenger para hablar con sus amigos. Messenger poh…”
-“Mi abuela le mandaba los trabajos por mail al profesor”

-“Mis abuelos cuando querían ver algún video iban a Youtube, ponían el nombre y tenían que esperar que bajara…”

-“Mis abuelos redactaban los informes en Word… la cuestión vieja”

Así será, porque no creo que el stock de inventos y lanzamientos se agote ni en el 2007, ni en el 2010 ni el 2030. Antes se pensaba que la radio era lo máximo. Años después, que la TV blanco y negro rompía todas las expectativas, pero el horizonte siempre se está ampliando y el flujo de cosas nuevas que aparecen es imparable.

Por eso yo me pregunto, ¿Seguiremos pegados en la vejez diciendo “yo no me conecto a otra cosa que no sea Messenge o Skype”, tal como los abuelos dicen ahora “yo no escribo en otra cosa que no sea a mano”?

El manejo de lo actual

¿Y la gente que sabe, para qué se conecta a internet según el estudio? Para explorar páginas, buscar informaciones puntuales, revisar las noticias, comprar por internet y hacer transacciones bancarias.

¿Para qué me conecto yo a internet? Muy similar al resto: explorar páginas, leer las noticias, buscar datos de algo que esté escribiendo, buscar letras de canciones, jugar al tetris (mi vicio) y leer blogs (obvio). Y siento que Google es como mi tercer ojo, todo lo que necesito o pueda llegar a necesitar sé que va a estar ahí.

Word y Excel son un mundo aparte. Me manejo con lo básico y lo funcional. Puedo hacer gráficos, informes… pero siempre pasa que uno está usando Word y alguien te dice “Oye, hay un botón que hace eso automáticamente”. En mi defensa, cada vez pasa menos, porque algo he aprendido. Misma cosa con Excel.

Parece que todos necesitamos estar permanente presionando F5 en nuestras vidas. (Aclaración: F5 es la tecla del computador que con sólo apretarla, actualiza los contenidos de cualquier página web).

martes, octubre 09, 2007

Trago de mina

Vamos aclarando… Trago de mina es el término que se refiere a un licor de menor gradación alcohólica y por lo general de gusto femenino, ya sea porque es más dulce, tiene colores más bonitos o adornos estilosos como el paraguas de papel o la rodaja de limón.

No es la idea hablar ni predicar aquí de los niveles de alcoholismo en Chile, quien toma más o quien toma menos. Ya estamos grandes y cada uno sabe lo que significa la palabra autocontrol. Si alguno quiere mandarse numeritos como los del Chino Ríos en sus peores días, adelante, yo creo en el libre albedrío. Si alguno es abstemio por razones de salud, religión o creencia personal, adelante también, nunca es malo el néctar o el jugo natural de frambuesa.

-Nadie me acompaña en las piscolas- me dice un amigo
-Yo no tomo piscola, me cae mal-respondo
-Cómo que te cae mal
-Tomé un vaso una vez, pero pasó una hora y me empecé a sentir rara. Había comido mariscos antes… parece que hice una mala mezcla (por no decir que mi estómago dijo NO a lo que estaba recibiendo)
-Es que la gente no sabe tomar piscola. Tú eres una más.
-Nunca me va a gustar la piscola. Mejor el amaretto sour.
-¿Qué es eso?
-Amaretto sour. Como el pisco sour, pero amaretto.
-Ah, un trago de mina.

Es sólo cuestión de gustos, tal como hay gente que siempre pide helado de chocolate y otros que no porque lo encuentran muy relajante.

Pero en materia alcohólica, sé que hay cosas que no querré tomar nunca, por ejemplo:

-La chupilca "del diablo": Dice la historia popular que este trago lo tomaban los soldados chilenos durante la Guerra del Pacífico (1879-1883). Es una mezcla de aguardiente con pólvora, y se supone que dejaba a los combatientes listos para seguir a Arturo Prat al abordaje o tomarse el Morro de Arica sin dramas ni complicaciones. El aliento se los encargo, y no sé si alguien se atreva a tomarlo ahora.

-El vino de la casa: El nombre suena bonito y exclusivo, pero es pura falsa apariencia. El “vino de la casa” es un reciclaje de los restos de todas las botellas que pululan en cada vivienda, que se mezclan en una jarra y eso se sirve. Hay que estar muy desesperado.

-Vino bigoteado: Misma idea del anterior, pero con las sobras de vasos y jarras de bares o tugurios, que se mezclan, se baten y se presentan como trago exclusivo. Hay que estar doblemente desesperado, o muy mal para no notar que te están pasando gato por liebre… En una palabra: guacala.

Supongo que todo el mundo tiene su trago favorito y el que sabe que debe evitar por aquello de los efectos secundarios. Así que ese es el tema de hoy, las bebidas alcohólicas.

Ah, me acordé de otro…. el Tom Collins también es agradable. Lo he probado dos veces en la vida en preparación casera y sí, me gustó.

jueves, octubre 04, 2007

Un alto en el camino

Por esta vez, voy a dejar descansar las entradas temáticas y escupir lo que salga. Digamos que lo necesito.

Yo no hablo mucho de mí misma en la actualidad, me escudo contando cosas de la Ale del pasado, pero de vez en cuando me dan ganas, previo acuerdo con el comité editorial de este blog (o sea, mi almohada), que aún así, tiene temas vedados.

Me río con mis amigas, que cada vez que hablamos o les cuento algo loco que me pasa me dicen “¿Y por qué no lo escribes en el blog?”

Porque me da vergüenza no más. Me sigo poniendo roja si me molestan un poco.

Varias cosas... Que cuando tengo pena lloro en la calle, aunque esté nublado y no pueda usar los lentes de sol para que no se note.

Que mi jefa ya dijo sí a la semana de vacaciones que pedí para noviembre, porque no he parado de trabajar desde enero del 2006 y necesito no levantarme a las 6.20am por unos días.

Que hablo con los gatos y los perros y estoy segura de que me entienden.

Que escribo los posts a mano en mi libreta amiga y los paso en limpio después sólo porque me gusta usar lápiz y papel.

Que cuando voy a las tiendas me encanta probarme los sombreros y los jockeys y pierdo varios minutos mirándome al espejo viendo cuál me queda mejor mientras la gente pasa apurada a mi lado.

Que me gustan los collares y todos los días me pongo uno distinto, me pinto las uñas de rosado y tomo leche entera porque la descremada parece agua blanca.

Que no creo en los libros de autoayuda, en los políticos ni en la mejora del Transantiago.

Que tengo un estuche lleno de sombras y rimel, pero no los uso porque sólo me pinto cuando voy a la disco, algo así como una vez al mes. Los 29 días restantes las miro y me pregunto cómo se verán en mi cara.

Que necesito ir a bailar y que toquen “Let’s dance” de David Bowie.

Que el consejo más útil que he recibido en el último tiempo es este: “Ponte algo oscuro, tómate un poco el pelo, píntate la boca y no vayas con zapatillas”.

Eso, para la próxima entrada vuelvo a la “normalidad”.

martes, octubre 02, 2007

Viva el chancho seis

La música: Le falta variedad a Radio Blog Club. Estaba pensando en “Games people play” de Alan Parson’s Project para matizar el tema, pero la canción no está. A cambio, y porque en el videoclip sale un tablero de juegos y este debe ser el único grupo de los ’90 que me gusta, la canción de hoy es “Country House” de Blur.


Estoy jugando mucho por estos días, así nació la idea de este post con los juegos favoritos que no pasan de moda:

Cartas: Estoy siempre disponible para una partida de carioca, desde los dos tríos hasta la escala real. Puedo estar horas ocupada en esto. En la universidad con mis compañeros teníamos un casino ilegal en la sala de estudios sólo para jugar al 8 locos entre las clases. No soy muy partidaria de las apuestas porque siempre pierdo, pero jugar por jugar igual es entretenido.
Y ya sé que existe un solitario muy bueno en el computador. A veces voy caminando por la calle y en esos edificios que tienen las ventanas transparentes veo a los oficinistas ocupándolo (así es como progresa el país…).

Ludo y damas: Jugar a las damas siempre lo encontré un poco monótono: blanco y negro, blanco y negro. Me gusta más el ludo, que hasta se puede jugar a solas si no hay acompañante. Yo escojo el verde para mí misma y el resto para los contendores imaginarios. Y no hago trampa.


Ajedrez: El juego serio e intelectual. Conozco el movimiento de todas las piezas, pero no soy más que una aficionada que pierde si le ponen en frente a cualquier experto. Admiro la paciencia de esa gente que puede pasar horas sentada mirando el tablero y pensando en lo que hará el oponente. O los que dejan el juego pendiente y lo guardan así tal cual para retomarlo meses más tarde. Yo no puedo, me hierve la cabeza.

Dominó: En este me va mejor. Mi abuelo me enseñó el truco ganador cuando era niña y aunque hace tiempo que no lo pongo en práctica, seguro que si empiezo a jugar de nuevo lo recuerdo. No lo voy a revelar aquí, pero depende en parte del factor suerte en las piezas que te salgan y de lo atento que estés, claro. Entretenido el dominó, preferible de a dos en vez de cuatro jugadores.

Monopoly: Más conocido por estos lares como el “Gran Capital” o el “Gran Santiago”. Las únicas veces que he ido a la cárcel ha sido aquí. Cuando uno es chico es total eso de creerse banquero y gastar la plata como si fuera Paris Hilton. Yo usaba esos mismos billetes para jugar al almacén con mi hermana. Fuera de bromas, es útil para entrar en el mundo de la compra y venta inmobiliaria. Ahora están haciendo una película para el cine basada en el juego Monopoly, y no me puedo imaginar qué va a salir de allí…

Dicen que la verdadera personalidad de la gente aflora en los juegos. Ahí vemos a los que lo pasan bien en el proceso, los competitivos que quieren ganar a toda costa, los tramposos que esconden las cartas o juran que el dado sacó un 6 y no un 4. También están los que yo más detesto, aquellos que pierden y se pican con el resto. ¿Hay algo peor que un picado insufrible?