martes, diciembre 25, 2007

¿Balance? ¿Balancín?

Cada vez que alguien me dice “lo hubiéramos hecho así” o “de haber ido hubiera pasado tal cosa”, me acuerdo del libro Amistad. Si el nombre suena familiar es porque también hay una película de Steven Spielberg basada en la historia de un grupo de africanos que son llevados cautivos a Europa para venderlos como esclavos.

El asunto es que apenas tocan tierra los encarcelan y, viendo que el asunto huele a violación de derechos básicos, organizan un juicio para determinar si son libres o no. Ellos por supuesto, no tienen idea de lo que está pasando y les asignan para su defensa a un abogado de buen corazón que se hace cargo del caso comunicándose a través de un intérprete.

En un minuto el leguleyo trata de explicarles que si hubieran hecho tal cosa en la audiencia (no me acuerdo exactamente qué), podrían haber sido beneficiados por el juez. El intérprete se lo queda mirando y responde:

-No puedo decirles eso
-Cómo que no puedes
-No pueden entenderlo. Para los africanos no existe el “hubiera”, no hay traducción para esa palabra. Las cosas se hacen o no se hacen, pasan o no pasan y punto.

Me gusta tanto el concepto... En realidad pensar en los hubiera es perder el tiempo.


Ya, ese fue mi minuto reflexivo del día.
Ahora, cambio radical de tema, porque esta es la época de hacer recuentos de fin de año.

Es una tontera, pero todos los años en diciembre abro la caja donde guardo las entradas del cine (sí, soy una cachurera) y las cuento para saber cuántas veces sucumbí al séptimo arte.
Ir al cine no es sólo sentarse y ver la película. Es llegar antes, esperar, observar y pensar.
Ir acompañada de mis amigas es risa segura y comentarios detallados de todo.
Ir sola es agradable cuando puedo sentarme en la butaca del medio de una fila vacía con la sala prácticamente sólo para mí (eso es posible en las funciones de las 11am de un sábado, por ejemplo).

Este año la cifra total es de 37, la mayoría en los Hoyts del centro. Pero he visto muchas películas más contando el dvd y los “respaldos” (porque me han dicho que hablar de películas pirateadas es muy feo).

Otros hechos destacables de mi 2007:

-Una hora menos de sueño de lunes a viernes (gracias Transantiago...)

-Me cambié de discoteca favorita: antes era habitué de la Blondie, ahora soy habitué de la ex Oz (hay que decir que, aparte de la buena música, en esta disco no pagamos ni un peso por la entrada, punto que igual importa)

-Ya pasaron varios meses, pero saqué la tesis y terminé mi magíster, y cada vez que me acuerdo me alegro.

-No sé cuántos libros leí, pero han sido muchos. Como quedé huérfana de biblioteca al terminar la universidad, este año me inscribí en Bibliometro, que tampoco es oh, el paraíso literario, pero tiene varios títulos que salvan. El resto, lo que me prestan las amigas (gracias Paula) y las rebajas de mis picadas (gracias libreros de San Diego).

-Escribir hace bien, me hace bien. Escribo aquí y escribo en La Página. Eso continuará.

-Tengo nuevos amigos, lo que equivale a grandes aportes.

-Muchas cosas más, pero esas son de las que se reservan.

-Ah! Y soy consecuente, he mantenido y perfeccionado mi política de gata de chalet que no se asoma ni por si acaso a un gimnasio, pero come sano, toma leche y camina mucho. Quiero que el próximo año la cosa siga exactamente igual en este punto.

lunes, diciembre 17, 2007

Twisted Christmas

Ayer, mientras me comía un helado, pensaba que no es que odie la Navidad, porque el concepto general me agrada, pienso en los feriados, en la comida con mi familia y todo eso me gusta.

Lo que no me gusta es escuchar por todas partes que esta es época de “paz y amor”, que “debemos preparar nuestro espíritu para las fechas”, o que “hay que abrir los corazones”. La frase hecha es odiosa, la imposición me corta todas las ganas.

Además, ¿por qué tengo que ser bondadosa en diciembre? ¿El resto del año da lo mismo?

Como verán destilo paz y amor. La imposición de que hay que ser buenos hace que me den más ganas de ser mala.

Quizás esta noche me pasa lo mismo que a Ebenezer Scrooge y vienen los fantasmas de las navidades pasadas y las navidades futuras para darme una última oportunidad antes de transformarme para siempre en un ser odioso.

Que vengan los fantasmas, acá los espero. Hasta sería entretenido.

En la otra cosa que pienso es en los regalos. Ya saqué mi papelito del amigo secreto en la oficina y me tocó... una colega muy simpática a quién no tengo idea qué diablos voy a darle.

O sea, tengo una vaga propuesta, pero todos los años es la misma complicación con ella y otras personas más incluidas en mi lista Navidad 2007:

Si es mujer, uno tiende a pensar en chocolates, una caja de bombones poderosa. Ojalá que la susodicha no esté a dieta, o me los va a tirar por la cabeza y dirá que no colaboro con la causa. La otra opción son las cremas, colonias y accesorios varios, pero lo malo es que esos regalos los hace todo el mundo y como los venden en cualquier farmacia, uno va a la esquina y averigua cuánto gastaron en ti.

Regalarle a un hombre me complica si no lo conozco bien. Muy en general, si le gusta el trago, uno piensa en la infaltable botella de vino; si fuma, un encendedor con diseño; si el compadre salió sano, calcetines. Horror. Nada personal contra los calcetines, yo sé que son muy útiles, pero no lo que uno espera encontrar cuando abre un regalo, así que nunca los voy a envolver para otra persona. A menos que sea alguien que me cae muy mal.

¿Ya pedí mi regalo?
Yo quiero un pasaje ida y vuelta (como en tres meses más) a África para estar con los tigres, las jirafas y los elefantes. Si África es muy caro, un pasaje a Nueva York también es bienvenido. You wish!!!!

Bonus track
La primera foto que ilustra este post es el disco navideño de los Twisted Sisters, llamado “Twisted Christmas”, nada más afín a mi sentimiento. Ver al vocalista metalero vestido de Viejo Pascuero es lo más divertido de los últimos días.

domingo, diciembre 09, 2007

Radio star

Tengo una amiga que trabaja en la radio, y todas las tardes de lunes a viernes de 3 a 6pm conduce un programa de cultura y espectáculos junto a un partner que para este relato viene siendo sólo un detalle porque mi amiga es ella, no él.

La cosa es que casi todos los días a partir de las 3 de la tarde tengo diversión asegurada. Estamos conectadas por Messenger y de repente me llega un mensaje contándome que hoy viene tal o cual entrevistado, todos artistas o cantantes que tienen mucho/poco/nada de fama, dependiendo de quién sea.

Y así empezamos a conversar en intervalos. Ojo que a esa hora ella trabaja y yo también, pero a estas alturas mientras más multifuncional es la gente, mejor. Se puede laborar con Messenger, nosotras somos el vivo ejemplo.

Siempre quiero saber si la gente que entrevista es simpática, es lo que más me importa porque para hablar con sacos de plomo nadie tiene disposición. Si es un personaje de farándula, pregunto si es tan deschavetado como parece estar en los titulares del diario. Me gusta imaginar y enterarme de esos detalles freaks como “es más alto de lo que parece” o “Ale, tiene una cara de reventado que no te la explico”.

Nunca escucho a la Paula (es que a esa misma hora dan el programa que me gusta en otra radio, se ve que gané el premio a la amiga del año). Además, su voz por la FM es tan distinta a como yo la conozco desde primer año de universidad, que siempre termino pensando en eso y me distraigo, así que prefiero que me vaya contando las cosas por MSN, y cuando eso pasa, sé que hay corte musical, porque de otro modo ella estaría locuteando. Es la magia de la radio ga ga.

Con esto me pongo a pensar que es curioso que todo avance pero la estructura radial siga estando casi idéntica a como era décadas atrás. Claro, ahora hay muchas radios en Internet porque el dial se está agotando y escuchar AM con lo mal que suena es impresentable; pero de todas formas me sigue gustando el tema de sintonizar e imaginar, no tanto por nostalgia, sino porque creo que la radio es un tremendo invento, mucho más amigable que la TV.

Y aunque haya cada día más oferta, yo sólo escucho y tengo en mi memoria dos emisoras: la Universo (93.7) y la Futuro (88.9).

lunes, diciembre 03, 2007

¿Y esa cicatriz?

El otro día iba caminando cerca del Parque Forestal, en esa parte donde están los juegos, y me quedé pegada viendo a un niñito que subía y bajaba del balancín, corría sin parar, atropellaba a los demás y la pila Duracell no se le acababa. Era una de esas veces en que uno sabe que si todo sigue en esa misma tendencia, va a pasar algún accidente.

Y pasó. El pergenio iba corriendo, miró para otro lado y quedó estampado en el pilar del balancín.

Obviamente se puso a llorar a gritos, llegó la mamá corriendo y por lo que alcancé a ver se pegó fuerte, pero nada de gravedad. Un poco de sangre en la frente, quizás hasta le queda una cicatriz y punto.

No es tan raro... cuando uno es niño tiene un radar para atraer accidentes. La vez que nos caímos, la vez que nos cortamos la mano con el vidrio, la vez que nos ahogamos, nos enyesaron, nos mordió un perro… en fin, las cicatrices físicas (las otras son tema aparte).

Yo tengo una cicatriz en la mano, recuerdo de la vez en que me encontré una especie de bloques de tiza en la calle y me los llevé feliz a mi casa para estampar el patio con mis dibujos y creaciones artísticas. De tiza nada. Era loza, y lo supe cuando me hice una herida profunda. “Por un pelo no llegó a la vena este corte”, le dijo la enfermera a mi mamá. ¿Suicida yo? Nada que ver, pero ahí está la cicatriz de recuerdo.

También me he ahogado. Dos veces. Antes las tapas de los yogures no eran como las de ahora (me siento vieja contando esto). Eran duras, con un material que parecía lata, pero más delgado. La cosa es que yo tenía como cuatro años y jugando, me metí un pedazo de eso a la boca y me quedó pegado en la garganta. Me ahogué. Una tía tuve que zamarrearme y meter mano.

Mi segundo ahogo está enlazado a un dulce Ambrosoli de piña. Esto nunca lo olvido, quedé traumada y hasta el día de hoy parto los dulces por la mitad con un cuchillo. No me acuerdo cómo, pero se me fue por la garganta y ahí se quedó. Me puse Deep Purple y mi tía tuvo que auxiliarme, de nuevo.

Otra fuente inagotable de porrazos es cuando uno da el gran paso de andar en bicicleta sin las dos ruedas de atrás. Yo aprendí con un primo en una plaza a la que íbamos todas las tardes en el verano y por supuesto que me caí mil veces. Y la perla iba con vestido a tono con la bicicleta roja, así que las rodillas me quedaron para la historia. Lo bueno es que después se recuperaron.

También me he caído ahora que soy grande, pero esas historias no son muy auspiciosas, así que mejor no las cuento.

martes, noviembre 27, 2007

Una pistola de agua por favor

Lo especial de andar en metro al menos una hora por día es que inevitablemente me toca escuchar conversaciones ajenas. No es que lo ande buscando, pero siempre me tocan diálogos de antología, y me quedo pegada enterándome de historias sórdidas.

Metro estación Universidad de Chile, dos señoras, cual de las dos con más bolsas en la mano:
Señora 1: Menos mal que ya compré todos los regalos de Navidad
Señora 2: Sí, menos mal, aunque a mí todavía me falta comprarle algo al Ricardito.
Señora 1: ¿Y qué te pidió?
Señora 2: Una polola, jajajaja

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Metro estación San Joaquín, que suele llenarse de alumnos PUC:
Estudiante 1: Anoche me dio un ataque de pánico y llamé a todos mis ex.
Estudiante 2: Nooooo, ¿y qué te decían?
Estudiante 1: Uno había cambiado el celular, otro está pololeando y no me pescó...
Estudiante 2: ¿Y Gustavo?
Estudiante 1: Gustavo quiere entrar al seminario.

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Metro estación Unión Latinoamericana, donde no se sube ni se baja casi nadie, debe ser la estación con menor movimiento de la línea:
Señor 1: Yo ya he pensado que me quiero morir de cualquier manera, menos en un accidente de autos.
Señor 2: Pero hay cosas peores hombre, imagínate morir ahogado.
Señor 1: No sé, hasta he hecho mandas para no morir en un accidente, les tengo fobia.
Señor 2: Pero igual tienes auto...
Señor 1: Sí, pero apenas lo manejo, está siempre guardado.

Esa última conversación me dejó pensando en las diferentes formas de morir. Con mis amigas habíamos hablado antes del tema y hasta armamos un Top 5 con las peores:

1. Morir quemado: Calor y fuego, es como la antesala del infierno. Además, nadie va a querer verte después en el cajón y no hay maquillador que pueda componer el descalabro.

2. Morir atropellado: Más que nada por la sensación de que un auto te pase encima. Por eso entiendo al señor del diálogo 3, pero nunca tanto como para que sea una fobia.

3. Morir ahogado: Agua, mucha agua, y pataleos desesperados con plena conciencia de lo que está pasando. No gracias.

4. Inanición: Morir de hambre con lo que me gusta comer es como una maldición, lo peor que me podría pasar. Misma idea con la variación morir de sed. Por eso sé que si alguna vez protesto por algo, jamás me ofreceré de voluntaria para las huelgas de hambre.

5. Morir en un accidente de avión: Puede ser trágico, muy trágico, pero a mil y tantos pies de altura la muerte es casi instantánea, así que nos ahorramos la agonía.

Nota de la redactora: Es casi diciembre, todo es rojo, la gente se ríe, compra regalos como enajenada y yo salgo con estos temas mortuorios... Así es no más, siempre voy al revés de los cristianos y por eso a veces me dan ganas de pegarme un tiro... con pistola de agua.

jueves, noviembre 22, 2007

Jueves negro

Puras caras largas me tocó ver hoy en el metro, y con sueño más encima. Me puse a leer mi libro mejor.

Nunca he entendido bien eso de que jugando de local, un equipo tiene más probabilidades de ganar. O sea, mi cabeza lo procesa, obvio que la barra de un estadio lleno de compatriotas gritando, cantando el himno nacional con sentimiento y apoyando debe influir positivamente, pero... ¿Es tan necesario?, ¿No se supone que el desempeño no tiene nada que ver con las influencias externas?

Conversaba esto hace tiempo con un amigo que me decía que jugar de local y darse por cuasi ganador es cultura latinoamericana, porque si uno observa, los equipos europeos no están ni ahí con jugar de visita o de local, hacen lo suyo de ambas formas.

Yo creo más en la mentalidad positiva del equipo. Paraguay venía con el espíritu muy arriba después de ganarle a Ecuador, y bueno, todos sabemos que el equipo chileno no es el gran-gran contrincante de la fecha.

Y lo que pasó anoche lo confirma: jugar de local en verdad no importa demasiado.

Sería todo lo que voy a decir al respecto hasta el próximo año.

Bonus track
El sábado 24 de noviembre, esta portada del diario Daily Mirror de Inglaterra cumplirá 16 años. Yo soy fan del grupo, pero no me corto las venas porque Freddie Mercury se murió, si a fin de cuentas cada cual hace lo que quiere con su vida y después afronta las consecuencias si es que las hay. Eso es vivir.
Quedaron los sobrevivientes: Brian May, flamante doctor en astrofísica, fue nombrado esta semana canciller honorífico de la universidad John Moore de Liverpool, en Inglaterra. Está dedicado a la investigación del polvo interplanetario y a la música, una mezcla tentadora. Roger Taylor y John Deacon continúan con sus vidas y con la música, el primero más activo que el segundo.

El legado es lo que me importa, y por suerte hay bastantes discos.

sábado, noviembre 17, 2007

Tomar café (o té?)

Dicen que el mundo se divide entre quienes prefieren el té y quienes prefieren el café (una más de tantas afirmaciones categóricas que está de moda…).

El caso es que tomar café la lleva. Los ejecutivos toman café, los estudiantes que se desvelan toman café, los abuelos, los niños, las mujeres… todo el mundo toma café aunque sepan que en exceso haga mal y acelere el corazón.

Y yo que no soy experta en el tema y sólo tengo en mi casa la lata común y corriente de Nescafé, he quedado en la ignorancia porque no sé cuántas clases de granos ni cuántos sabores existen, con suerte he ido una vez en mi vida al Starbucks y más encima ni siquiera por iniciativa propia, me invitaron.

Pero me interesa el tema, porque hasta los economistas dicen que lo que se paga en el Starbucks es el vaso blanco con el logo verde, los asientos bonitos, el lugar con onda y el status que da el tomar café de esa marca, pero nada más. Porque siendo honestos, el líquido en sí uno lo puede encontrar en cualquier supermercado o prepararlo en casa. Lo otro es que Starbucks parece tener un acuerdo con las películas de Hollywood: está lleno de protagonistas que corren apurados por las calles de Nueva York con el vaso en la mano y cara de “abran paso que aquí vengo yo, alguien ocupado y con estilo”.

Es más bohemio también. Una taza de té se asocia con el pastel de la tarde, el pedazo de kuchen, con el jugo de limón para el resfrío…, pero la taza de café trae a la mente el cigarrillo, las noches en vela y las reuniones donde se habla de cosas importantes (no todas por cierto, yo eliminaría el 80% de las reuniones actuales por su inutilidad).

No sé si realmente una taza de café sirva para despertar a la gente. Probablemente las primeras veces sí, pero a todo se acostumbra el cuerpo humano, y con el uso continuado esa dosis no hace ni cosquillas. Por algo dicen que es un vicio.

Así que eso, ¿té o café?

lunes, noviembre 12, 2007

Cambio en la rutina

La canción de hoy es Hold the line de Toto. Más abajo explico por qué.


-Lo curioso es que cuando dije que me iba de vacaciones, el consejo que todo el mundo me daba fue: “Descansa”. Bueno, no les hice caso. De hecho, creo que dormí menos, y eso da lo mismo... Las vacaciones son para hacer cosas que uno nunca hace, para cansarse de formas distintas a las de la rutina diaria y no para estar quieta, y ese objetivo está muy cumplido.

-Hace mucho tiempo que no me subía a una lancha, así que cuando iba caminando por el mercado de Valdivia y un tipo me ofreció un tour por las islas de la zona, no lo pensé dos veces y dije que sí. Estuve seis horas dando vueltas por el río y las islas, y fue de lo mejor.

-Todavía me río de la estampida de ovejas que nos llegó en Corral a mí y a un grupo de turistas cuando íbamos subiendo camino al fuerte. Parece que estábamos caminando justo encima del mejor pasto y se anduvieron enojando…

-Fue raro pagar la micro con monedas después de tantos meses usando la tarjeta Bip.

-Es una lástima, pero en Santiago y en regiones es lo mismo, guardando las proporciones: tres farmacias en cada esquina y lo peor es que siempre están con público. No puedo creer que existan tantos enfermos –o hipocondríacos-, en este mundo.

-Siempre me pasa que la gente me pregunta qué hora es o dónde queda tal dirección cuando voy caminando por la calle. Tengo cara de alguien confiable, me dice una amiga. No hay problema con lo primero porque siempre uso reloj, pero con lo segundo, a veces sé y a veces no. Lo raro es que te pregunten eso dos veces en la misma mañana en Concepción, ciudad a la que iba por primera vez en mi vida y con suerte sabía dónde estaba parada.

-Llegué el sábado en la mañana a mi casa. Yo pretendía dormir toda la noche en el bus, pero claro, no tenía idea que me iba a tocar al lado de un viejo señor que roncaba fuerte. Fui mala, le pegué dos codazos a ver si cambiaba de posición y se quedaba callado, pero nada. Me tocó insomnio, así que después dormí todo el día y sólo me levanté en la tarde para ir a…

-El concierto de Toto en el Teatro Caupolicán
“Los Toto son viejos, no descartes trombosis, hipertensión o un ataque así” me dijeron por ahí cuando conté que tenía comprada la entrada desde mediados de octubre.
Ya conozco esa lección de que no se debe dar nada por sentado en esta vida, pero tampoco tenía ningún interés en ir a pedir el reembolso a Ticketmaster por cualquier cambio en la agenda.

Lo bueno es que sí hubo concierto, y estuvo notable. No importa que Lukather diga “this is a very special night and you are very special people” (uno sabe que todos dicen la misma frase en cualquier país al que vayan). Lo único que a mí me importó es que aparte de las clásicas Hold the line y Africa, tocaron Pamela y I’ll supply the love, dos de mis favoritas. Este no fue mi deseo imposible de ir a un concierto de Queen con formación original, pero lo que vi lo destaco.

Resumiendo, todo estuvo muy bien y la gente que conocí fue un siete, pero eso no necesito decirlo, ellos lo saben.

lunes, noviembre 05, 2007

El mundo sigue estando loco

Hay inventos que dan risa y otros que son puras tonteras, pero en todos los casos, a alguna mente creativa se les ocurrió y hoy debe estar ganando plata como enajenado. Aquí, mi selección personal de los que más me han gustado últimamente.

TENEDOR ESPECIAL PARA TALLARINES: Comer pastas es lo mejor, uno se siente casi como en Italia, hay montón de variedades, mil salsas… pero la verdad es que comer tallarines es un atado, sobre todo si uno no está en confianza y queda con la boca llena de salsa bolognesa en medio de una reunión importante. O en la primera cita. Para evitar esos inconvenientes se creó este tenedor especial que envuelve los tallarines mediante un mecanismo que funciona con dos pilas AAA y los deja ordenados y listos para llevarlos a la boca. Voilá.

PARAGÜAS PARA PERROS: Para que el Cachupín no se moje cuando salga a pasear o hacer sus necesidades llega el nuevo invento del año: el Puppybrella, un paraguas incluido en el collar que protege al perro de las inclemencias del tiempo. Como ahora se acerca el verano por este hemisferio, igualmente se puede usar para proteger a la mascota de los malignos rayos UVB/UVA. Simplemente, sin comentarios.


LECHUGA ENCUBIERTA: ¿Dónde esconder el lujoso anillo de diamantes? ¿Dónde guardar el $$$$ en efectivo en un lugar menos obvio que debajo del colchón? La solución llega en forma de una lechuga de plástico idéntica a las originales, pero con un compartimiento secreto en el medio que a simple vista, nadie notaría. Si yo fuera delincuente lo último que se me ocurriría sería llevarme una lechuga de la casa donde estoy robando.

FUSIL DE HELLO KITTY: Aprovechando de citar las fuentes, todos los inventos anteriores los saqué de la página web de Bimbambanana.com.
Pensado para las mujeres con sed de venganza que aún conservan su lado tierno se inventaron el fusil AK-47 de Hello Kitty y el rifle M41A de Mi Pequeño Pony. No sé si hay peores mezclas en esta vida. Me imagino una guerra entre pelolais y pokemonas usando estos juguetes. Hello Kitty está de moda, ¿se han dado cuenta? El otro día fui a Patronato y mi vista se bombardeó con cosas de la gatita japonesa. Nunca me gustó tanto, pero si me gustara, es para volverse loca con toda la oferta que hay.

EXCUSAS PARA CORTAR EL TELÉFONO: Este vendría siendo mi invento favorito de la lista. Es que no soy muy buena para hablar por teléfono, me distraigo, miro el techo, empiezo a dibujar triángulos en la libreta de apuntes… Según yo el teléfono sirve para arreglar encuentros y saber dónde está uno, para las conversaciones importantes es mucho mejor usar el cara a cara. Y para esos minutos en que a uno pareciera que le pesa el auricular, está pensado este aparato que tiene seis botones amarillos, cada uno con la capacidad de acabar un llamado dando una excusa convincente.
Juzguen ustedes mismos: Pulsar el Botón 1 provoca un ruido de interferencia que da pie para que uno pueda decir “tengo que colgar, parece que hay problemas de conexión”; Botón 2 es una sirena de policía (“no puedo seguir hablando, hay una emergencia en mi cuadra”); Botón 3, guagua llorando (“me tengo que ir, no puedo dejar que siga gritando la pobre”), Botón 4, simula un perfecto sonido del timbre en la puerta; Botón 5, golpe en la puerta (porque no se puede andar inventando que hay timbre de un día para otro, sobre todo si el interlocutor conoce tu casa); y Botón 6, choque de autos.
Me gustaron las excusas, este aparatito me lo compraría feliz.

Avisos del diario mural:
-Este post tuvo una primera parte meses atrás, que se puede leer AQUÍ. Con la de inventos que nos inundan, tampoco descarto una tercera versión más adelante.

-Esta semana… ¡estoy de vacaciones!, así que andaré lenta en el tema de las respuestas porque me alejo del PC. Me voy de paseo al sur, a desconectarme de la rutina diaria y encontrar mi espíritu zen………… saaaaaaaaaaaaaa, si yo soy lo menos espiritual que hay. Darle vueltas a las cosas es can-sa-dor.
Me voy, pero vuelvo.

lunes, octubre 29, 2007

Gracias a los gringos...

La canción de hoy es “Thriller” de Michael Jackson. Uno, porque me gusta; dos, porque coincide con el tema y tres, porque así recuerdo que tengo pendiente escribir algo sobre MJ, a ver si me inspiro para después.



Ahora que se acerca Halloween, no falta quién argumenta que es una tontera celebrarlo en Chile considerando su procedencia gringa, que es totalmente fuera de contexto que los niños anden amenazando a los vecinos con el “trick or treat” como si fuera obligación regalar dulces sólo porque el miércoles 31 de octubre es Noche de Brujas.

Personalmente no pienso comprar dulces, y si los compro, la única que se los va a comer soy yo. Mala suerte si alguien llega a golpear a mi casa, mi perro Master se hará cargo de la situación. Muahahaha.
Hablando en serio, me alegra mucho más que sea feriado y después sandwich.

Pero de que los gringos influyen, está claro que sí. Más aún con la globalización que nos inunda.

Por ejemplo, sin los gringos, más de la mitad de los textos de Ciencia Política no tendrían razón de ser, son superpotencia nos guste o no.
Sin los gringos, volveríamos a escribir las preguntas así: ¿……? y las exclamaciones así ¡……!, porque pareciera que ahora se contagió masivamente la costumbre de poner el signo sólo al final. (-Cómo estai? -Bien! -Por qué? -Porque sí!).

Aunque no todo es tan malo, hay varias cosas que yo agradezco a los gringos y a su ingenio a veces un poco incomprensible:

La Coca Cola: Es lo primero que se viene a la cabeza cuando hablamos de bebidas. No sé si quita la sed, pero igual es rica. Estoy segura de que el ron y el pisco, si pudieran hablar, me apoyan en esto de que la Coca Cola es primordial. Influyente al punto de imponer el color rojo en el traje del Viejo Pascuero. Me quedo con la Zero, pero dicen que da cáncer (ahora TODO hace mal).

Los jeans: Todos sabemos la historia de la ropa de trabajo de tela Denim, que a partir de la década de 1950 se empezó a imponer como prenda juvenil. En la semana obviamente no puedo usar jeans (aunque a veces me pongo una falda oscura que se ve algo formal), pero los fines de semana, de allá soy. Son sinónimo de relajo. Me carga cuando en los libros españoles traducen la palabra como “vaqueros”.

La música: Me gustan mucho más los rockeros ingleses, pero agradezco la existencia del grupo Toto. Una de las primeras canciones que conocí de ellos fue “Stranger in town”, la historia de un asesino prófugo que es buscado por toda Inglaterra, incluido el Buckingham Palace. Tonta yo, asumí que el grupo era inglés por las múltiples referencias a Londres, pero me equivocaba, son gringos y me encanta Toto. También me gusta Michael Jackson de la primera época (una cosa es la pedofilia y otra muy distinta es “Don’t stop till you get enough”); The Doors, Creedence Clearwater Revival y Styx, entre otros.

Los dulces: Es que me matan los M&M y los Skittles.

Las buenas películas y las buenas series: Hay películas que son un bodrio, pero varias son dignas de destacar, partiendo en mi lista personal por “Lo que el viento se llevó”. Las series son cuento aparte, los gringos son secos para armar buenas tramas y tener a la gente en ascuas aún cuando vayamos por la quinta o sexta temporada. No cualquiera puede hacer eso, así que siempre he admirado a los guionistas. Estoy viendo Grey’s Anatomy de nuevo, consiguiéndome los capítulos nuevos de Héroes y esperando que vuelvan Lost y Doctor House.

Bonus track
También agradezco la existencia de Bush, que es fuente inagotable de chascarros, sandeces y fotos freaks que me alegran el día cuando estoy aburrida. Dicen que cada nación tiene el gobernante que se merece. Ojo que eso va para nosotros también.

viernes, octubre 26, 2007

Elenco animal estelar

Gracias a Pixar y Dreamworks, ahora hasta un ratón puede hablar, ser el personaje principal de una película e interactuar con otros animales que en la vida real se lo comerían sin miramientos. Hasta los pingüinos bailan como profesionales (Happy feet) o pueden salir de su hábitat y planear estrategias que dejan a Napoleón Bonaparte como una alpargata (Madagascar).

Bueno, antes las cosas no eran así. Si por órdenes del guión la filmación debía incluir a un animal, había que ir a una escuela de adiestramiento, contratar al entrenador y “actuar” con la mascota. Por lo general se escogía a varias de reserva por si la principal se moría, se ponía porfiada o se accidentaba durante el rodaje...

¡Esto tiene segunda parte!
Un breve repaso de perros, gatos, pájaros y animales marinos se puede seguir leyendo después de hacer click
AQUÍ

Nota de la redactora:
Digamos que esto de redireccionar a Irreverencia.cl la columna de cine que escribo cada dos semanas es una estrategia de marketing.
La próxima semana vuelvo por estos lados con el post especial de Halloween y los gringos. Saludos

lunes, octubre 22, 2007

Fiesta de disfraces

La música: Ando pegada con esta canción y con todo el disco Greatest Hits de Yes, que escucho cuando me levanto y cuando me acuesto. Recomiendo no quedarse sólo con el título, porque el tema es mucho más que eso: habla de movimiento, cosa que siempre necesito estar haciendo o me aburro.



El lado lúdico que todos tenemos –unos más, otros menos-, aflora cuando hay una fiesta de disfraces a la vista.

-¿Y qué me voy a poner? (La pregunta clásica a la que uno le da vueltas varios días)
-¿Con qué me veré mejor? (Tema importante, porque no por estar disfrazados vamos a hacer el ridículo en público)
-¿Qué trapos tengo en mi casa para reciclar y no gastar ni un peso? (el costo de la vida no está como para andar comprando disfraces…)
-¿Me podré poner una sábana encima y dibujarle dos ojos? (la salida simple cuando ya no queremos oír hablar más del tema)

He ido a varias fiestas así y me gustan. Encuentro entretenido vestirse de otra persona y darse cuenta de que la gente resulta ser más ingeniosa de lo que uno cree (si no somos tan fomes los chilenos, un poco, pero nunca tanto).

El traje más estrambótico que he visto es el de una niña que se puso una malla verde en todo el cuerpo y se colgó varios globos morados de las caderas hacia arriba. Era un racimo de uvas. Por supuesto que no se pudo sentar en toda la noche y todo el mundo jugaba a reventarle los globos.

En la empresa donde trabajaba antes, hicieron una fiesta de fin de año temática: todos debíamos ir disfrazados de personajes de películas de cine. Arrendaron un local, contrataron un grupo de música, y éramos más de 200 personas disfrazadas, la mayoría con trajes arrendados. Mucha producción.

Había un tipo disfrazado de vaca (según él, la misma de “Irene, yo y mi otro yo”), varias niñas con la katana y el buzo amarillo de Uma Thurman en “Kill Bill”, un Charles Chaplin, un “Gladiador”, Sandy de “Grease”... Una amiga se disfrazó de la enfermera mala de Kill Bill, parche en el ojo incluido. Y mató.

Yo, siempre de gitana, gótica o de Minnie (tanto que critico a los ratones y tengo las orejas y el traje rojo guardado en mi clóset).

¿Mi disfraz soñado?
Gatúbela.
Obvio.
¿Y cuál sería el disfraz soñado de ustedes?

Post dedicado a mi hermana Daniela (la única que tengo y con quien me peleo un día sí y un día no por puras tonteras). Este jueves está de cumpleaños y el viernes pretende tirar la casa por la ventana con la fiesta de disfraces que está preparando.
Dios nos guarde y proteja del ruido al perro y a los dos gatos.
Ya estoy advertida: si no me disfrazo no tengo derecho a comer ni tomar nada.

jueves, octubre 18, 2007

Observaciones al pasar

El primer gol de Chile me pilló en el metro, estación Los Héroes. Lleno a reventar (se está poniendo desagradable de nuevo con el calor). Yo no iba escuchando nada porque la señal de radio de mi celular se pierde en el subterráneo, pero con el tremendo grito que se pegaron los pasajeros masculinos, me quedó claro que hubo gol.

El segundo me pilló en mi casa, aliñando la ensalada que me iba a comer. Sí, ese lo vi en vivo y en directo y me gustó.

Y vamos pelando analizando…

Pésimo se ve el uniforme de Chile con zapatillas blancas. No andaban todos así, pero eran varios. ¿Quién fue el ingenuo que les dijo a los jugadores que se ven bien? Yo se las sacaría ahora y las reemplazo por las clásicas zapatillas negras.

Entre los peruanos y los chilenos, la verdad no había mucho en qué recrear la vista (mujeres, ustedes entienden...)

Al final, obvio que todo el mundo estaba alegre y exultante, pero siempre pienso que los comentaristas de la TV pierden la proporción de las cosas y lo exageran todo. Decir que “Chile superó su marca” es mucho. Era altamente probable que les ganáramos a los peruanos, tal como era altamente probable que perdiéramos contra los argentinos. En esta pasada se cumplieron los pronósticos, pero de marcas, todavía nada.

Hasta noviembre, ahí quién sabe.

Nota: La portada de LUN la puse porque me dio mucha risa verla en el kiosco esta mañana.

sábado, octubre 13, 2007

La importancia de F5

Dice una nota del diario que más de la mitad de los chilenos son analfabetos digitalmente, o sea, no se manejan en herramientas de uso básico tales como Excel, Word o Powerpoint, y tampoco tienen idea de cómo navegar por internet.

Una cosa que lo explica son los recursos. No todos pueden permitirse comprar un computador o pagar la conexión a internet. Pero también hay otro factor: el interés por aprender y no quedarse en el pasado. Después de todo, estamos llenos de cybercafes y yo conozco algunos en donde cobran sólo $300 la hora.

Los abuelos tecnológicos son un bien escaso, yo con suerte he visto dos o tres. Está claro que no todo el mundo se maneja en el tema computacional y muchos se quedaron pegados en el ayer.

¿Y nosotros? Quizás también para allá vamos, no es muy difícil imaginar lo que dirán los nietos del futuro:

-“Mi abuela usaba Messenger para hablar con sus amigos. Messenger poh…”
-“Mi abuela le mandaba los trabajos por mail al profesor”

-“Mis abuelos cuando querían ver algún video iban a Youtube, ponían el nombre y tenían que esperar que bajara…”

-“Mis abuelos redactaban los informes en Word… la cuestión vieja”

Así será, porque no creo que el stock de inventos y lanzamientos se agote ni en el 2007, ni en el 2010 ni el 2030. Antes se pensaba que la radio era lo máximo. Años después, que la TV blanco y negro rompía todas las expectativas, pero el horizonte siempre se está ampliando y el flujo de cosas nuevas que aparecen es imparable.

Por eso yo me pregunto, ¿Seguiremos pegados en la vejez diciendo “yo no me conecto a otra cosa que no sea Messenge o Skype”, tal como los abuelos dicen ahora “yo no escribo en otra cosa que no sea a mano”?

El manejo de lo actual

¿Y la gente que sabe, para qué se conecta a internet según el estudio? Para explorar páginas, buscar informaciones puntuales, revisar las noticias, comprar por internet y hacer transacciones bancarias.

¿Para qué me conecto yo a internet? Muy similar al resto: explorar páginas, leer las noticias, buscar datos de algo que esté escribiendo, buscar letras de canciones, jugar al tetris (mi vicio) y leer blogs (obvio). Y siento que Google es como mi tercer ojo, todo lo que necesito o pueda llegar a necesitar sé que va a estar ahí.

Word y Excel son un mundo aparte. Me manejo con lo básico y lo funcional. Puedo hacer gráficos, informes… pero siempre pasa que uno está usando Word y alguien te dice “Oye, hay un botón que hace eso automáticamente”. En mi defensa, cada vez pasa menos, porque algo he aprendido. Misma cosa con Excel.

Parece que todos necesitamos estar permanente presionando F5 en nuestras vidas. (Aclaración: F5 es la tecla del computador que con sólo apretarla, actualiza los contenidos de cualquier página web).

martes, octubre 09, 2007

Trago de mina

Vamos aclarando… Trago de mina es el término que se refiere a un licor de menor gradación alcohólica y por lo general de gusto femenino, ya sea porque es más dulce, tiene colores más bonitos o adornos estilosos como el paraguas de papel o la rodaja de limón.

No es la idea hablar ni predicar aquí de los niveles de alcoholismo en Chile, quien toma más o quien toma menos. Ya estamos grandes y cada uno sabe lo que significa la palabra autocontrol. Si alguno quiere mandarse numeritos como los del Chino Ríos en sus peores días, adelante, yo creo en el libre albedrío. Si alguno es abstemio por razones de salud, religión o creencia personal, adelante también, nunca es malo el néctar o el jugo natural de frambuesa.

-Nadie me acompaña en las piscolas- me dice un amigo
-Yo no tomo piscola, me cae mal-respondo
-Cómo que te cae mal
-Tomé un vaso una vez, pero pasó una hora y me empecé a sentir rara. Había comido mariscos antes… parece que hice una mala mezcla (por no decir que mi estómago dijo NO a lo que estaba recibiendo)
-Es que la gente no sabe tomar piscola. Tú eres una más.
-Nunca me va a gustar la piscola. Mejor el amaretto sour.
-¿Qué es eso?
-Amaretto sour. Como el pisco sour, pero amaretto.
-Ah, un trago de mina.

Es sólo cuestión de gustos, tal como hay gente que siempre pide helado de chocolate y otros que no porque lo encuentran muy relajante.

Pero en materia alcohólica, sé que hay cosas que no querré tomar nunca, por ejemplo:

-La chupilca "del diablo": Dice la historia popular que este trago lo tomaban los soldados chilenos durante la Guerra del Pacífico (1879-1883). Es una mezcla de aguardiente con pólvora, y se supone que dejaba a los combatientes listos para seguir a Arturo Prat al abordaje o tomarse el Morro de Arica sin dramas ni complicaciones. El aliento se los encargo, y no sé si alguien se atreva a tomarlo ahora.

-El vino de la casa: El nombre suena bonito y exclusivo, pero es pura falsa apariencia. El “vino de la casa” es un reciclaje de los restos de todas las botellas que pululan en cada vivienda, que se mezclan en una jarra y eso se sirve. Hay que estar muy desesperado.

-Vino bigoteado: Misma idea del anterior, pero con las sobras de vasos y jarras de bares o tugurios, que se mezclan, se baten y se presentan como trago exclusivo. Hay que estar doblemente desesperado, o muy mal para no notar que te están pasando gato por liebre… En una palabra: guacala.

Supongo que todo el mundo tiene su trago favorito y el que sabe que debe evitar por aquello de los efectos secundarios. Así que ese es el tema de hoy, las bebidas alcohólicas.

Ah, me acordé de otro…. el Tom Collins también es agradable. Lo he probado dos veces en la vida en preparación casera y sí, me gustó.

jueves, octubre 04, 2007

Un alto en el camino

Por esta vez, voy a dejar descansar las entradas temáticas y escupir lo que salga. Digamos que lo necesito.

Yo no hablo mucho de mí misma en la actualidad, me escudo contando cosas de la Ale del pasado, pero de vez en cuando me dan ganas, previo acuerdo con el comité editorial de este blog (o sea, mi almohada), que aún así, tiene temas vedados.

Me río con mis amigas, que cada vez que hablamos o les cuento algo loco que me pasa me dicen “¿Y por qué no lo escribes en el blog?”

Porque me da vergüenza no más. Me sigo poniendo roja si me molestan un poco.

Varias cosas... Que cuando tengo pena lloro en la calle, aunque esté nublado y no pueda usar los lentes de sol para que no se note.

Que mi jefa ya dijo sí a la semana de vacaciones que pedí para noviembre, porque no he parado de trabajar desde enero del 2006 y necesito no levantarme a las 6.20am por unos días.

Que hablo con los gatos y los perros y estoy segura de que me entienden.

Que escribo los posts a mano en mi libreta amiga y los paso en limpio después sólo porque me gusta usar lápiz y papel.

Que cuando voy a las tiendas me encanta probarme los sombreros y los jockeys y pierdo varios minutos mirándome al espejo viendo cuál me queda mejor mientras la gente pasa apurada a mi lado.

Que me gustan los collares y todos los días me pongo uno distinto, me pinto las uñas de rosado y tomo leche entera porque la descremada parece agua blanca.

Que no creo en los libros de autoayuda, en los políticos ni en la mejora del Transantiago.

Que tengo un estuche lleno de sombras y rimel, pero no los uso porque sólo me pinto cuando voy a la disco, algo así como una vez al mes. Los 29 días restantes las miro y me pregunto cómo se verán en mi cara.

Que necesito ir a bailar y que toquen “Let’s dance” de David Bowie.

Que el consejo más útil que he recibido en el último tiempo es este: “Ponte algo oscuro, tómate un poco el pelo, píntate la boca y no vayas con zapatillas”.

Eso, para la próxima entrada vuelvo a la “normalidad”.

martes, octubre 02, 2007

Viva el chancho seis

La música: Le falta variedad a Radio Blog Club. Estaba pensando en “Games people play” de Alan Parson’s Project para matizar el tema, pero la canción no está. A cambio, y porque en el videoclip sale un tablero de juegos y este debe ser el único grupo de los ’90 que me gusta, la canción de hoy es “Country House” de Blur.


Estoy jugando mucho por estos días, así nació la idea de este post con los juegos favoritos que no pasan de moda:

Cartas: Estoy siempre disponible para una partida de carioca, desde los dos tríos hasta la escala real. Puedo estar horas ocupada en esto. En la universidad con mis compañeros teníamos un casino ilegal en la sala de estudios sólo para jugar al 8 locos entre las clases. No soy muy partidaria de las apuestas porque siempre pierdo, pero jugar por jugar igual es entretenido.
Y ya sé que existe un solitario muy bueno en el computador. A veces voy caminando por la calle y en esos edificios que tienen las ventanas transparentes veo a los oficinistas ocupándolo (así es como progresa el país…).

Ludo y damas: Jugar a las damas siempre lo encontré un poco monótono: blanco y negro, blanco y negro. Me gusta más el ludo, que hasta se puede jugar a solas si no hay acompañante. Yo escojo el verde para mí misma y el resto para los contendores imaginarios. Y no hago trampa.


Ajedrez: El juego serio e intelectual. Conozco el movimiento de todas las piezas, pero no soy más que una aficionada que pierde si le ponen en frente a cualquier experto. Admiro la paciencia de esa gente que puede pasar horas sentada mirando el tablero y pensando en lo que hará el oponente. O los que dejan el juego pendiente y lo guardan así tal cual para retomarlo meses más tarde. Yo no puedo, me hierve la cabeza.

Dominó: En este me va mejor. Mi abuelo me enseñó el truco ganador cuando era niña y aunque hace tiempo que no lo pongo en práctica, seguro que si empiezo a jugar de nuevo lo recuerdo. No lo voy a revelar aquí, pero depende en parte del factor suerte en las piezas que te salgan y de lo atento que estés, claro. Entretenido el dominó, preferible de a dos en vez de cuatro jugadores.

Monopoly: Más conocido por estos lares como el “Gran Capital” o el “Gran Santiago”. Las únicas veces que he ido a la cárcel ha sido aquí. Cuando uno es chico es total eso de creerse banquero y gastar la plata como si fuera Paris Hilton. Yo usaba esos mismos billetes para jugar al almacén con mi hermana. Fuera de bromas, es útil para entrar en el mundo de la compra y venta inmobiliaria. Ahora están haciendo una película para el cine basada en el juego Monopoly, y no me puedo imaginar qué va a salir de allí…

Dicen que la verdadera personalidad de la gente aflora en los juegos. Ahí vemos a los que lo pasan bien en el proceso, los competitivos que quieren ganar a toda costa, los tramposos que esconden las cartas o juran que el dado sacó un 6 y no un 4. También están los que yo más detesto, aquellos que pierden y se pican con el resto. ¿Hay algo peor que un picado insufrible?

viernes, septiembre 28, 2007

Ellos y "El Padrino"

Nota al margen antes de comenzar:
Voy a empezar a poner música de nuevo...
Si hay algo bueno que tienen las teleseries de Canal 13 son las canciones que escogen. Ya pasó con George Baker y su “Little green bag” en “Machos”, y ahora “Long cool woman in a black dress” de The Hollies en “Lola”.
Me gusta mucho The Hollies. Mi canción favorita del grupo, “The day that Curly Billy Shot Down Crazy Sam McGee”, no la pude encontrar, pero esta igualmente es muy buena…



Ahora, el tema…

Hablar de películas de mafia es remitirse de inmediato a "El Padrino" en sus versiones I, II y III.

Más allá de las consideraciones técnicas y fílmicas –que las tiene y son extensas-, la saga de El Padrino provoca un sentimiento común de identificación masculina que no tienen otras películas, una especie de “estilo de vida” que utilizan gran parte de los hombres para incluir en su diario vivir los preceptos de Vito Corleone, Michael y compañía: el amor por la familia, la venganza contra aquellos que osen atacar a uno de sus miembros, el respeto por la matriarca, pero a la vez, la separación absoluta de las féminas con temas de trabajo. O al menos eso es lo que les encantaría poder hacer.

No sé ustedes, pero yo en todas partes me encuentro con ejemplares chilensis autoproclamándose como “Don” y usando su polerita de El Padrino (y después dicen que las mujeres somos las groupies…).

Los personajes


Los hijos de Vito representan tres estereotipos que, sin querer, siempre nos estamos encontrando en el mundo político, escolar, empresarial, incluso entre los niños de cinco años que van al jardín infantil…

Sonny: Buena persona, pero impulsivo, quizás demasiado. No mide las consecuencias de sus actos y se pone furioso cuando ve que le hacen daño a uno de los suyos. Aplica aquello del ojo por ojo diente por diente sin pensar cuál es mejor oportunidad.

Freddo: Sé que en el fondo es buena persona, pero a mí siempre me pareció cobarde y miedoso. Mario Puzo lo describe en el libro como “conciliador, sin poseer ni el magnetismo personal ni la fuerza animal tan necesaria para los conductores de hombres”.

Michael: Hay personas así, que al principio parecen los más débiles y renuentes, pero una vez convencidos interiormente de algo, suelen ser los más implacables. Nada de palabrerías ni exabruptos, sólo acciones decididas y pensadas.

Las mujeres también son tema, presentes a través de Mamá Corleone, Connie y Kay. La primera es respetada, pero conoce su lugar, no opina sobre los negocios de la familia, agacha la cabeza ante su esposo y llora en silencio. Connie la secunda, porque al haberse criado en ese ambiente conoce todas las “mañas”, lo que no le impide rogar por la vida de su marido a pesar de saber que hay motivos de sobra para borrarlo del mapa.

Kay es un caso especial. Es el personaje a través del cual nosotros entramos al mundo de la mafia, porque en un comienzo, ella sabe poco y nada del tema, proviene de otro mundo y se le nota. Esa escena donde Michael cierra la puerta enfrente de sus narices siempre me llega, y a ella es a quien más entiendo cuando se hace a un lado, cuando se rebela y no quiere que sus hijos sigan el mismo camino. Los últimos párrafos del libro son de Kay, rezando por el alma de Michael mientras el nuevo Padrino hace y deshace.

Tengo que reconocer que me atrae el mundo mafioso, que me alegré cuando asesinaron a Carlo Rizzi (el marido de Connie), que me gustaría vengarme de alguien cuando lo merezca, pero lidiar con la culpa después sería un tremendo problema. Con todo, mi frase favorita del rubro no está en “El Padrino”, sino que en “Mi gran casamiento griego”. La familia griega que allí aparece no es exactamente mafiosa, pero hay una frase para el bronce cuando el hermano de la protagonista le advierte al novio que no falle, porque de otro modo tomará medidas “haciéndolo parecer un accidente”.

Hay muchas cosas que se pueden hacer pasar por un accidente… Muchas. Muahahaha.

lunes, septiembre 24, 2007

Cuestión de pelo

Más de 100.000 pelos tenemos cada uno en la cabeza, que crecen a un ritmo de 1,25 centímetros por mes. Perdemos de 50 a 100 en un solo día al lavarlo, peinarlo o simplemente estando sentados. ¿El color? Ahhhh, ese es el tema de hoy.

Morenos y morenas: De acá somos parte el grueso de la población, en tonalidades que van desde el castaño hasta el negro azabache. Viéndolo por el lado amable, si ponemos un pie en cualquier país nórdico dejamos de ser “morenos” y pasamos a ser catalogados de “exóticos”, poseedores de la ahora envidiada sangre latina. A mucha honra, me gusta mi pelo café.

Rubios y rubias: Representación absoluta de la ingenuidad dirán algunos, que las rubias son tontas, dirán otros. Yo no generalizo, quizás hay algunas que lo son, como también las hay morenas y pelirrojas. Lo mismo se aplica a ciertos hombres, y me parece absurdo justificar la falta de intelecto por el color de tu pelo. Marilyn Monroe es el ícono, teñida por lo demás, como ella misma lo confesó a su amigo Truman Capote en un funeral: “Soy rubia, pero nadie es así de rubia”, responde cuando éste le pregunta por qué lleva su pelo platinado cubierto con un pañuelo. Se le estaban notando las raíces oscuras a Norma Jean. Más detalles en “Una adorable criatura”, el texto de Capote.

Pelirrojos y pelirrojas: El último número de la revista National Geographic asegura que de aquí al año 2100 los pelirrojos naturales se van a extinguir, porque cada vez se hace menos probable que los portadores del gen que los causa formen parejas. Suena convincente. Datos varios: únicamente alrededor de 4% de las personas en el mundo porta este gen y sólo 2% de la población mundial es de cabello rojo natural. El 13% de ellos vive en Escocia, se viste con faldas y come Old England Toffees. Si uno ve más pelirrojos por la vida no es para sorprenderse, $123 millones de dólares se invirtieron en tintes rojos en Estados Unidos durante 2006. Imagínense cuánto se gastará acá en Chile…

Yo reconozco que en mis tiempos escolares, cuando los “X Files” eran grito y plata, quise teñirme el pelo rojo y ser como la agente Scully. O como Ariel, La Sirenita. Menos mal que no lo hice, porque no quiero usar nunca shampoo para cabello teñido o maltratado. La decisión sobre qué hacer y no hacer con su cabeza es de cada cual, pero yo insisto, nada como mi pelo café caoba.

miércoles, septiembre 19, 2007

Sing a song

Este post trata de música, pero no en lo referente a “escuchar música”, sino más bien a “cantar música”.

Es algo atrayente el tema del canto. O el chapurreo del canto. O a la matanza de la música a través del canto. Lo que nadie niega es que alegra la vida.

Personalmente soy desafinada y desabrida. No se trata de ser derrotista, simplemente doy constancia de un hecho indiscutible: llegué tarde a la repartición de afinidad musical. Lo peor es que mi hermana tiene buen timbre, incluso gana plata tocando la guitarra y cantando en matrimonios de parejas que no ha visto en su vida cuando no está haciendo sus tareas de la universidad.

Pero que en mi familia yo sea como el patito feo del cuento, no significa que no haya hecho mis intentos. En la universidad, en esos típicos cursos optativos de formación general que uno debe escoger entre una larga lista, pensé que era bueno variar un poco con tanto Periodismo y me inscribí en "Iniciación al Canto Coral", con compañeros de carreras nada que ver con la mía y un profesor que todos los miércoles por la tarde llegaba con su teclado y nos ponía a cantar folclore, canciones de iglesia, canciones de Pavarotti, de todo un poco.

La sala daba justo a la esquina de Alameda con Portugal con las ventanas gigantes abiertas, así que cualquier transeúnte que pasó por allí pudo haber oído los alaridos de estudiantes inexpertos. Y aún así, todos nos sacamos un 7.0 de promedio final “por el entusiasmo demostrado en clases”, dijo el profe.

Y aunque lo haga mal, me gusta cantar a Freddie Mercury, Roger Daltrey, George Michael, Boy George, y creo ser la cuarta integrante perdida de las Bananarama y las Pointer Sisters. Al menos las letras me las sé de memoria, pero procuro que no todos presencien la masacre.

Yo pienso que las canciones favoritas no están adueñadas completamente si uno no las canta. Y si se usa la escoba o el cepillo como micrófono, mejor todavía.

PS1 La canción que me gustaría saber cantar bien pero no puedo porque no le pego al francés es “Joe le taxi” de Vanessa Paradis. Me encanta el tema.

PS2 Pocas cosas se comparan a la alegría de las minivacaciones, y a la idea de que esta semana sólo tiene dos días. ¿Qué si canté algo en estos días? Claro que sí...

viernes, septiembre 14, 2007

Mario Moreno "Cantinflas"

Mario Moreno a secas no dice mucho, pero con Mario Moreno “Cantinflas” (1911-1993), la cosa cambia.

Quién no ha visto al menos una película de este mexicano, a quién no le trae recuerdos. Cantinflas tenía una mezcla especial en sus películas que provocaba risa y llanto a la vez.

Hacía reír con sus pantalones tan abajo (inspiración indirecta de los raperos de hoy en día), su bigote recortado, su labia que gastaba y gastaba palabras sin decir mucho, su manera de ganarse a todo el mundo, su capacidad de tener mil y una profesiones, todas absolutamente creíbles.

Hacía llorar, sobre todo en aquellas películas en que pasaban tragedias o le ponían de coestrella a un niño o niña en problemas. Cómo olvidar en “El Profe” cuando se quema la escuela, terminan haciendo clases al aire libre y se pone a llover; o en “El señor Doctor”, con el niño que se está quedando ciego y Cantinflas se da cuenta cuando éste le pide encender la luz que ya está prendida; o en “El Padrecito”, con la señora de la casa parroquial que al principio le hace a vida imposible con pésimas comidas, pero termina llorando por los rincones cuando lo trasladan (dato freak, esta señora es la misma actriz que hace de La Bruja del 71 en El Chavo del Ocho, Angelines Fernández).

“El siete machos”, “El bombero atómico”, “Si yo fuera diputado” y varias más son tan irresistibles que aunque las repiten mil veces, uno igual las ve, además que se tiene algo en común para comentar con los papás. Es algo parecido a lo que pasa con el ya mencionado Chavo.

Cantinflas protagonizó un total de 34 películas, fue conocido como el Charlie Chaplin mexicano y sus mayores éxitos se produjeron en las décadas ’50 y ‘60. Su humor trató de exportarse a otros países, pero fue difícil traducir sus enredos verbales y hacerlos entendibles para otros que no fueran latinos, así que a la idea no le fue muy bien. De todas maneras, su fama en Latinoamérica es enorme.

Mi película favorita es precisamente la última que hizo, “El barrendero”, a colores y con traje naranjo como uniforme en el año 1981. Ahí él es testigo del robo a un cuadro muy valioso, los ladrones lo persiguen y por una comedia de enredos, se transforma en el principal sospechoso. Entrañable.

Bonus track

Otra experta en hablar mucho sin decir nada era la también mexicana Florinda Meza con su papel de la Chimoltrufia, esposa del Botijas, mejor amigo del Chompiras (“Los Caquitos”, una de las secciones del programa Chespirito). Su cantaleta de “pos será el sereno… cuando se dice una cosa se dice otra, porque es como todo ¿no?, hay cosas que ni qué, ¿tengo o no tengo razón?”, me sigue sacando risas.

domingo, septiembre 09, 2007

Encuentros cercanos ratoniles

Aaahhh, la primavera. El calor que ya se siente, las poleras de colores, los zapatos lindos, el buen ánimo general, la brisa fresca y…. los ratones.

Sí, porque después del invierno, sobre todo si hubo humedad, comienza a proliferar la población de roedores que convive con nosotros y que alcanza aproximadamente a 80 millones en Chile (lo que significa que por cada uno de nosotros hay cinco ratones pululando… eso es peor que cualquier película de miedo).

Leía en el diario la entrevista a un experto que explicaba que los ratones de ciudad son los que se deben exterminar, porque acabar con los roedores silvestres significaría un quiebre en el ecosistema que dejaría sin comida a las lechuzas y a los zorros… Conclusión: tenemos que saber convivir con ellos, no hay vuelta.

Me imagino que todo hemos tenido encuentros cercanos con los ratones en nuestras vidas. Yo cuento tres.

En la primera -yo debí haber tenido como nueve o diez años-, estaba jugando con mi gato Michu Michu (no se rían, la moda Gerardo pegó fuerte en esa época) y veía que llevaba algo en la boca, según yo una pelota de lana oscura. Se me puso la piel de gallina cuando vi que era una laucha agonizante, y que lo perseguía mientras el animal trataba de huir. No se la comió y adivinen quién tuvo que recoger el cadáver con pala y escoba después.

La segunda vez salía feliz de mi casa, abro la puerta y ahí en medio de la calle había un ratón muerto y atropellado. Horror. No era capaz de moverme por el asco, tuve que taparme la cara.

La última fue el año pasado. Salí tarde de la pega y el radiotaxi me iba a dejar a mi casa. Eran como las 11 de la noche, y paramos en el semáforo que da justo frente a la Estación Mapocho. Miré a mi derecha, y ahí cruzando el puente en plena acera había un ratón, y la gente que pasaba por el lado no lo veía… guacala.

No me gustan, me imagino que a todos les pasa igual. No sé dónde escuché la historia de un tipo que tenía un ratón como mascota, encerrado en una jaula igual que un hamster. Yo no podría, me dan una mezcla entre miedo y asco, y eso que nunca he visto un guarén. Ojalá nunca me toque, porque ahí sí que me pongo a gritar. Por eso sé que nunca me voy a meter por gusto a una casa de campo abandonada.

Aún así, me llama la atención la buena fama que tienen los ratones en las películas y en los libros, algo envidiable.

Por ejemplo, el caso de Ratatouille, que todo el que la ha visto me dice que es genial y yo aún no me he puesto al día. Los ratoncitos que ayudan a Cenicienta, los ratones que rompen las cuerdas del león Aslan cuando ya está muerto, Suart Little, Bernardo y Bianca, Pinky y Cerebro, Jerry que siempre le gana a Tom, el siempre útil Mouse de los computadores y por supuesto, el gran ratón Mickey, cuya única mancha en el currículum sería estar bajo sospecha de haber matado a Marilyn, pero eso es una minucia al lado de su gran popularidad.

¿Será que los estamos tratando injustamente? Lo siento, pero a mí me siguen dando repulsión. Los preceptos de San Francisco de Asís quedan en nada con los ratones, culebras, arañas y bicharracos feos en general.


Nota de la Redactora: Las fotos que usé como pueden ver son de monitos animados, porque en Google había fotos de ratones reales pero ni loca los pongo aquí para darme y darle asco gratuito a los visitantes.