jueves, marzo 29, 2007

Todo el mundo tiene manías... y estas son las mías

No me convierten en psicótica, pero sí en una persona algo maniática… pero quién no lo es?

Manía 1: Las pepas de limón en la ensalada. No entiendo porqué, pero las pepas de limón me dan asco. Me gusta el limón, pero una vez tuve la mala suerte de mascar una pepa por accidente y la sensación fue asquerosa. Son amargas y resbaladizas, de lo peor. Siempre que voy a comer ensalada reviso que no tenga nada extraño a la vista y si lo tiene, saco pepa por pepa con una cuchara.

Manía 2: Las bolsitas del té, que simplemente no puedo botar a la basura. Saco la bolsa de su paquete y no puedo deshacerme de él. Es tan bonito que me da pena arrugarlo y romperlo, así que lo estiro, lo meto dentro de un libro para que no se pierda y así lo guardo. Considerando que siempre tomo té, tengo muchos, pero muchos paquetitos guardados.

Manía 3: Los zapatos en la casa. Soy como los japoneses, que cuando llegan a una casa se sacan los zapatos en la entrada y se ponen algo más cómodo. En mi caso, hawaianas en verano y pantuflas en invierno. Me siento incómoda si ando con zapatos –e incluso zapatillas-, en mi casa, y eso aunque haya cero grados de temperatura y tenga los pies helados. Por último me pongo dos pares de calcetines, pero más no. Los zapatos en mi casa me hacen sentir aprisionada en el lugar donde se supone que uno se relaja.

Manía 4: Lavarme los dientes después de cada comida. Yo sé que esto es lo que se debe hacer, pero reconozco que exagero un poquito en el intento. Tengo un cepillo de dientes en mi casa, otro en mi bolso y otro en el cajón del trabajo, además de la seda dental que llevo para todas partes. Si me como un dulce o un pedazo de torta y no me lavo los dientes dentro de los diez minutos siguientes, empiezo a pensar que me van a salir caries y no puedo sacarme la idea de la cabeza. Sé cosas freak como que el apio y el aloe vera limpian la boca naturalmente a falta de un cepillo de dientes, o que las comidas harinosas, las bebidas y dulces son lo peor. La última vez que fui al dentista la doctora me dijo que algunas salivas tenían más propensión al sarro que otras y con eso terminó de psicopatearme.

lunes, marzo 26, 2007

Mal genio en la disco

El sábado salí a la Blondie con una amiga y lo pasamos muy bien. No iba a bailar desde la fiesta de Año Nuevo.
Había dos salas, la principal era Noche de Divas –música favorita de mi amiga-, y la sala 2 era ochentera –sala favorita mía-, así que optamos por estar cada una donde quisiera y “visitar” a la otra si la música se ponía fome, ambas con la parada de “ella baila sola”. Yo nunca me moví de la sala 2... Es que todas las canciones me gustaban y si no era así, aprovechaba de descansar o tomar agua.
Y en eso estaba, descansando un rato, cuando un tipo me invitó a bailar. Le dije que bueno y partimos. Ya a la mitad de la primera canción me estaba preguntando el nombre y le contesté casi a gritos. Esta es otra de mis manías, pero me carga que me empiecen a hablar en una disco. Una porque con la música tan fuerte no se escucha nada, dos, porque yo tengo la voz baja incluso en la vida diaria y tres, porque lo estaba pasando muy bien callada.
Así que cuando empezó con la segunda arremetida (“¿Qué haces? ¿Dónde trabajas?”), se me acabó la paciencia y le dije “¿Sabes qué? Yo vengo a la disco a bailar, no a hablar”.
Qué pesado de mi parte... pero me sentí tan honesta... Estaban tocando a Falco y este tipo quería que yo dejara de escuchar una de mis canciones favoritas para hablar con él en una sala llena de gente. Así que se quedó como tres canciones más, no preguntó nada y se despidió.
Después me dio lata lo odiosa que me pongo a veces, los que me conocen de verdad saben que bajo mi cara de niña buena y amable soy más pesada que tanque a pedales cuando algo no me gusta. Pero yo sigo pensando que en una disco no se puede conversar, para eso hay otros momentos y otros lugares.

lunes, marzo 19, 2007

El problema de los días viernes

El viernes me junté con mis amigas para ver “Letra y Música” y me reí mucho. Me encanta reírme y me hacía falta.

Después fuimos al supermercado a comprar tortillas Pancho Villa, ingredientes varios y vino tinto. Le comenté a la Bárbara que tenía ganas de tomar cerveza, y la iba a comprar aparte sabiendo que a ninguna más le gusta, pero mi querida amiga me dijo que no, que en su refrigerador quedaba una lata de Escudo como último vestigio de su ex y que estaría feliz con que yo me la tomara, acabando de una vez por todas con todas las pertenencias que podían quedarle al infeliz. Y aunque la Escudo no es mi favorita, me la tomé con la conciencia de aportar a una buena causa.

Lo malo de tomar aunque sea un poquito en día viernes es que como nunca, pasa la cuenta la semana laboral y las levantadas temprano. Sólo con esa lata ya se me caían los ojos, y para cuando fuimos a ver el capítulo de Lost con el pijama puesto, yo veía a Hurley y a la camioneta Dharma a duras penas. Hasta que me dormí y me desperté al otro día sin saber cómo terminó el capítulo.

Igual supe, porque me contaron el final y vi los dos restantes. Y está tan buena... Y yo no tengo Torrent. Pucha.

viernes, marzo 16, 2007

Lo que pasó en el veterinario

No había contado esto acá, pero hace dos semanas mi gato Jerry se clavó un palo en su pata quién sabe dónde. En el techo supongo. La cosa es que no podía caminar y cuando finalmente descubrimos lo que era sacamos el palo, pero una parte –la filuda-, quedó dentro y dañó el músculo. Mala suerte, porque se le infectó y el veterinario le recetó antibióticos, antiinflamatorios, cuello isabelino y curaciones tres veces al día.

Así estuvimos diez días, hasta que ayer 15 de marzo tocaba sacarle los puntos. Yo pensé que todo estaría bien, si lo veía todos los días correr y jugar con mi otra gata, comer y tomar agua como contratado pero... hubo complicaciones. La herida no cicatrizó bien, estaba infectada aún, así que todo de nuevo: agua oxigenada, puntos y carne viva a la vista, anestesia local y tranquilizante para que pudieran coserlo sin que se moviera. Mi hermana y yo éramos las asistentas, una afirmándolo del cuello, otra de las patas traseras y la veterinaria trabajando en su patita depilada. Después de lo que vi ayer, ya perdí todo miedo a la sangre y a las heridas, y además aprendí que la anestesia que se les pone a los animales es la misma que usan los dentistas en nuestra boca.

Más encima, el pobre estaba tan asustado que me tiraba las garras como pidiendo que lo sacara de allí. Una hora duró todo, y me perdí Casado con Hijos, pero no importa.


Ahora, nos quedan tres curaciones al día por dos semanas más con agua oxigenada, povidona y aloe vera. Esa planta es maravillosa. Yo me la pongo en la cara cuando tenga la piel seca o muy roja, pero además sirve como cicatrizante natural y parece que es muy bueno. En 14 días más podré decirlo con propiedad, porque estoy segura de que esta vez mi gato sí se va a recuperar. Tuve esa sensación cuando lo estaban suturando. Esperemos.

martes, marzo 13, 2007

El Saint Patrick's Day

El año pasado, a mediados de marzo, fui al pub Flannery’s de Tobalaba por el famoso Saint Patrick’s Day porque una conocida iba a bailar en el show. Con la gente que íbamos reservamos una mesa y nos quedamos conversando y tomando cerveza Carlsberg mientras veíamos a grupos que bailaban música celta, niñas de pelo rubio muy largo que saltaban por el escenario como si estuvieran en un campo de flores y gaiteros que entraban por el pasillo vestidos con falda escocesa y boina negra.
Nada personal contra Irlanda, me encanta el país, una de mis escritoras favoritas de lectura contempóranea, Marian Keyes, es irlandesa y siempre termina hablando de los irlandeses en sus libros, el verde también es uno de mis colores favoritos, me encanta Highlander (que es escocés, pero de la misma área geográfica)... pero aún así, siento que celebrar el Día de San Patricio acá en Chile y darle como bombo en fiesta a la celebración de este fin de semana que viene es muy forzado, mucho más que Halloween.
¿Somos descendientes de irlandeses acaso? No, ni mucho menos. Y el 0,1% de la población que sí lo sea tiene todo el derecho a conmemorar su día, pero el resto.... creo que no. Si es por eso, el día de España debiera estar en la mira, y apuesto que el 90% de la población no sabe cuándo se celebra. Yo no lo sé.
Y tampoco se trata de que sea chauvinista. En septiembre no me visto tricolor ni como empanadas como enajenada (ni siquiera me gustan tanto), sólo que no me gustan las cosas forzadas, en ningún ámbito.

jueves, marzo 08, 2007

Poco paciente

Tiempo atrás estaba en mi compra mensual de cremas, shampoos y menjunjes varios en un local de Farmacias Ahumada –con versión Drugstore y varias góndolas-, y escuchaba a un niñito berrear en el otro pasillo. No gritaba, berreaba, y la pobre madre desesperada porque se callara y nada. No sé por qué mañoseaba tanto en una farmacia, si no había nada qué le pudiera gustar ahí... Se entiende que un niñito berree en una tienda de juguetes, o en el supermercado, pero no en una farmacia. A lo mejor quería un Loreal Kids, o una pasta de dientes de Bob Esponja.

La cosa es que yo ya me estaba poniendo nerviosa con los gritos, como me pongo nerviosa con las guaguas que lloran incontrolablemente. Y había una señora muy viejita cerca de mí que debe haber visto mi cara de sáquenlo de aquí por favor y debe haberse sentido identificada porque me dijo “tú eres demasiado joven y yo soy demasiado vieja para tener paciencia”. Eso es lo más cuerdo que alguien me ha dicho en una farmacia.

Pero aunque sea cuerdo, igual reconozco que soy poco paciente, no sólo con los niños. Me enojo cuando la gente me hace una pregunta con lo que yo acabo de decir (ej. “Quiero una crema” Respuesta: “¿Se va a llevar la crema?”); también me molesto cuando la gente camina lento en las escaleras; o cuando las cajeras del supermercado se ponen a conversar con la del frente y dejan a la gente esperando; o cuando en el banco la típica vieja se pone a hacer preguntas tontas al cajero y retrasar a los que están más atrás; o cuando algún vendedor quiere hacerse el simpático preguntando cosas que una ni loca va a contestar. Igual eso es malo, e inútil además, porque la gente no va a cambiar sólo porque a mí me dé rabia. Pero igual me enojo.

lunes, marzo 05, 2007

Películas románticas que me siguen gustando

Todas las he visto más de una vez, y seguro que las vuelvo a ver después de un tiempo. Dos películas de esta lista de cinco las tengo en dvd y las restantes quiero comprarlas ya . Todas tienen ese “no sé qué” que hace que –en mi opinión-, resalten sobre las demás. Vamos viendo:

While you were sleeping: Sandra Bullock como una encantadora niña deschavetada y sin familia que está enamorada de un ejecutivo de terno y corbata que todos los días compra el boleto del tren (o el metro? Tuve un lapsus...) La cosa es que ella es la boletera, y nunca se hablan hasta que él se accidenta en la estación y queda en coma, y como esta niña lo lleva al hospital y se hace cargo, la familia del tipo asume que es la novia. Este hombre pasa toda la película en la cama del hospital, y entre tanto, ella empieza tener una conexión con el hermano del enfermo, que termina en romance. Entrañable, sobre todo por el olor a sencillez que tiene todo el rato.

Never been kissed: Destaco esta película en especial, aunque todas las películas de Drew Barrymore en este género tienen algo que llama la atención ("The wedding singer" y "50 first dates" vienen después). En “Nunca antes besada” ella es una joven que se viste como vieja y trabaja como editora, sola y tierna como nadie. Nunca ha dado un beso y siempre se ha sentido media apocada, hasta que se le da la oportunidad de volver al high school como periodista encubierta. La aventura termina siendo terapéutica, porque en toda su etapa escolar sus compañeros se rieron de ella y jamás dio un beso. Más encima tiene un hermano que es un pelmazo y que secretamente la bautizó como “Josie Grossie”, apodo con el que la conocía todo el mundo. Pero esta es la oportunidad de enmendarse. Tiene también muy buenos personajes secundarios poniendo la nota humorística.

Cómo perder a un hombre en diez días: Debido a una apuesta, un tipo con pinta de galán motoquero debe aguantar una relación con una niña que conoció en un bar durante diez días, pase lo que pase. A su vez, la protagonista hace con sus amigas una apuesta al revés (la que da nombre a la película), por lo que se pasa toda la película haciendo y diciendo cosas que sacarían de sus casillas a cualquier hombre, y este tipo se tiene que tragar la rabia por ganar su apuesta. Toda la gente con la que la he visto la ha encontrado graciosa, aunque el final desinfle un poco, pero se perdona.

Lo que el viento se llevó: Dejé las antiguas para el final, pero no porque sean menos. Esta es una de mis favoritas, pero no podría catalogarla de “película romántica” porque es mucho más que eso. Es también la guerra de secesión, el cambio de una época, los inicios de Atlanta, la idiosincrasia de la gente del sur, los esclavos negros, el algodón; y entre todo eso, Rhett y Scarlett, con su historia de amor-odio que termina con final triste, pero a la vez esperanzador. De esta película me emocionan de igual manera la escena de Scarlett con una zanahoria en la mano diciendo que nunca más se morirá de hambre aunque tenga que mentir, matar o robar (termina haciendo las tres cosas) como las respuestas irónicas y las miradas levanta-cejas de Rhett. Me gusta Clark Gable.

Roman Holiday: Es encantadora esta película. Audrey Hepburn es la princesa de un país europeo que está de gira diplomática en Italia y que, harta del protocolo, se escapa una noche para pasear por Roma como una mujer común y corriente. Se corta el pelo, se compra un helado, pasea en una moto Vespa y se supone que va de incógnito, excepto por un periodista que sabe quién es ella y quiere sacarle una entrevista exclusiva haciéndose pasar por un acompañante de buenas intenciones. Se enamoran hasta que hay que volver a la triste realidad, pero aún así, tiene un bonito final.

Recién ahora me doy cuenta que en las tres primeras películas tienen happy end, pero en estas dos últimas –precisamente las más antiguas-, las cosas son más realistas que idealistas.

¿Alguien tiene alguna otra preferida que quiera compartir?