Quería ver esta película hace tiempo, porque desde que leí de ella me llamó la atención. Casi siempre uno ve cosas sobre el nazismo desde el punto de vista de los judíos, y claro, es triste y es incomprensible que se haya permitido la matanza, pero eso daba también espacio a la pregunta de cómo ningún alemán hizo nada o cómo era posible tanta devoción por un loco como Hitler. Por eso me gustó la historia de Sophie Scholl. Yo no sabía que entre 1942 y 1943 hubo un movimiento de resistencia pacífica liderado por ella y su hermano y llamado “La Rosa Blanca”. Repartían panfletos en la Universidad de Munich -donde estudiaban-, compraban muchas estampillas y mandaban cartas por correo a desconocidos para tratar de hacerles ver a los propios alemanes el error de seguir en la guerra y pasar a llevar los derechos de los demás. Cuando los atrapan por culpa de un soplón de la GESTAPO que los ve tirando los papeles, les hacen un juicio lapidario, los acusan de alta traición y apoyo al enemigo, y los mandan a la guillotina. Todo eso lo muestra la película y en verdad emociona, porque uno sabe que ellos tienen la razón y los demás son los que están mal, pero igual mueren por defender lo que creían.
Ahora ya no hay posibilidades de que pase una cosa así. Por lo menos en este lado del mundo. Ya no se persiguen las ideas y hay múltiples modos de decir y difundir lo que uno piensa sin la presión de que te encarcelen o te maten. Pienso que hemos ganado y perdido con eso.
viernes, octubre 13, 2006
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