Por qué será que cuando uno piensa que las cosas están bien, llega un terremoto y lo cambia todo. No digo que eso sea malo, porque cuando las cosas van mal, uno lo único que quiere es un terremoto positivo que deje atrás la mala racha. A lo mejor es que todavía no nos acostumbramos a que todo muta tarde o temprano y que hay que estar preparado para eso. Pero por otro lado, tampoco es bueno empezar a dudar e imaginar nubes negras cuando todo marcha bien. ¿Cómo se hace entonces? Creo que simplemente hay que aprender a lidiar con lo que venga, y más que ponerse a pensar en “qué vendrá ahora” tener las armas mentales para lidiar con eso que venga.
Ojalá pudiera ir a la clínica de la memoria que aparece en “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”. Ojalá tuviera la espada del augurio de Leono para ver “más allá de lo evidente”, o el cinturón espacial de Mampato para ver qué ocurrirá en el futuro, pero seamos sinceros, no tengo ni jamás tendré posibilidad de eso, así que como decía Nostradamus, quien ni siquiera daba por sentadas sus profecías a pesar de lo seco que era, seguiré viviendo mi vida en un cambio constante como el curso de las aguas de un río (eso último, aunque suene cursi, lo decía él, no yo, pero igual me adhiero).
miércoles, agosto 09, 2006
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