martes, noviembre 14, 2006

Quejas que oigo a diario (y que me aburren)

-"Odio mi trabajo". Creo que esta ocupa el primer lugar. Es queja pasiva la mayoría de las veces, porque no se hace mucho para cambiar la situación buscando trabajo en otra parte. Mi teoría es que es socialmente inaceptado o mirado como bicho raro alguien que diga “Me encanta mi pega y me levanto todas las mañanas feliz con lo que hago”, así que no queda más que quejarse. Si se junta un grupo, se empieza a competir por quien tiene las peores condiciones o quien es el más “desgraciado”. Para mí que esto no es cierto. Todos los lugares tienen cosas buenas y cosas malas, y puestos a pensar, están bastante equiparadas.

-"Mi jefe (a) es un (a) inútil". Este es el destino de quien es ascendido y pasa a estar a cargo de un grupo de personas. Inevitablemente se alejará de los demás, tomará decisiones que dejarán contentos a unos y tristes a otros, su personalidad será minuciosamente contrastada y analizada (pelambre), se le excluirá de las reuniones sociales no obligatorias, porque quién se va a relajar con el jefe encima... Estoy de acuerdo en que hay gente inútil, pero eso abarca a jefes y subalternos. También hay gente que puede tener buenas intenciones, pero que no sabe mandar y todo se va al carajo. Si la situación es extrema, yo optaría por la retirada, pero si no, manejaría mejor la inteligencia emocional, que sirve mucho tratando con la gente.

-"No tengo plata". Creo que este es relativo, porque a muchos se lo he oído decir, pero cuando algo los apasiona, la plata surge milagrosamente de no sé dónde, aunque eso dé paso después a “No tengo línea de crédito”. Como sea, la solución es ordenarse y punto. Además, nadie es tan pobre... es injusto compararse con la gente que sí lo es cuando en realidad lo que no se tiene es plata para darse ciertos lujos (bienes suntuarios les dicen también).

-"Estoy gorda (o)". Si fuese así y la gente hiciera dieta calladita, no habría ningún problema, pero cuando empiezan a quejarse por el hambre, o porque una se está comiendo su chocolate libre de culpas y la acusan de no colaborar con la causa... qué lata.

Creo que todos caímos en al menos una de estas quejas en algún momento. No creo que nadie pueda tirar la primera piedra.

2 comentarios:

R.O.P. dijo...

Uh!!!... me confieso culpable de algunas, si no son todas esa lineas... y quiero pensar que no soy parte de la masa.

No me gusta la pega, no porque mi oficio no me guste, sino porque hay condiciones que adelantaron y no cumplieron y porque creo tener potencial pa otras cosas.

Mi jefe es un penca, porque mas alla de tomar decisiones como cabeza, el loco es obstinado, barrero y tiene cero forma de relacionarse... o sea.. no es un tipo popular que se haya hecho odiable por llegar arriba, lo era de antes.

dieta?, siempre digo que toy godito, pero nunca hago na pa remediarlo ni las emprendos con otras personas por sus placeres, definitivamente no.

Sobre la plata, la cosa es compleja. No tengo mucha plata que me sobre y ando sobregirado, pero siempre trato de hacer las cosas que debo hacer... si no alcanza mala pata y por eso busco pega.

eh... creo qye siempre hay quejas, pero tambien toy seguro que encontrando mi nicho no me quejaría, como lo hacia en el congreso... me encantaba estar, soñaba con contrato, pero jamas me quede de ese puesto.

En fin... creo que esos son mis descargos.

Un desmolado HH

Anónimo dijo...

Your blog is so international my very dear friend!!!

Sobre lo de las quejas, yo menos que nadie tengo derecho a tirar piedras, porque soy la reina de las quejonas!!! Aunque fijándome bien, mis quejas van más bien por otro lado, son más existencialistas.

La sempiterna es el sueño... toooda la vida ando con sueño, consta hasta en el anuario del colegio!!! Y las otras más bien tiene que ver con la inestabilidad de mis estados de ánimo.

Y respecto a las otras quejas, la del trabajo se soluciona buscando otro; la del jefe se soluciona no pescándolo o pescándolo lo justo y necesario; la de la plata no sé cómo se soluciona, soy sincera; mi billetera no es precisamente abundante (también estoy MUY sobregirada), pero encuentro que el tema de la plata hay que mantenerlo puertas adentro. Y paso de la queja del peso...

En general, recomiendo seguir el ejemplo de la Ale: una de las cosas adorables de ella es que no es para nada quejona. Grande amiga!!!