martes, julio 04, 2006

Carrileando sobre la comida

Hoy me comí un helado de menta y el otro día probé uno de rosa. ¿Alguien se ha fijado en que las comidas diarias se pueden clasificar someramente en “salado-helado”, “salado-caliente”, “dulce-helado” y “dulce-caliente”. Obvio que hay matices, cosas amargas, agridulces, etc., pero creo que en esas cuatro que nombré se podría incluir casi todo lo que comemos.
En el desayuno predomina lo “dulce-caliente”, como la leche, el té (el té!!!!!) o el pan con mermelada. En el almuerzo la lleva lo “salado-caliente” en sus múltiples variedades. Ahora que lo pienso, me costó encontrar algo que fuera “salado-helado”, pero me acordé del ceviche y las ensaladas. Con eso estamos cubiertos.
Y eso me recuerda que hace como dos semanas comí aceitunas del valle de Azapa. Eran muy distintas a las que venden en las ferias. Cafés y grandes, con un gusto salado y un dejo amargoso. Y ahora que pienso en ese sabor, me acordé de que la última vez que me enfermé del estómago fue por comer alcaparras vencidas. Son muy ricas las alcaparras. Y el jugo que traen hacen que una sacuda la cabeza como un perro y eso las hace más ricas todavía, (siempre y cuando no estén vencidas).
Ahora que hablo sobre comida, me acuerdo de la típica pregunta que hacen en las entrevistas sobre “qué es lo más exótico que has comido en tu vida”. Como yo apenas he ido a Mendoza y no conozco otro lugar, mi repertorio de comidas raras es casi nulo, pero hay una cosa que comí hace poco en la casa de mi pololo que estuve a punto de rechazar antes de probar. Era una ensalada de lechuga con salsa de frambuesas. No es que no me gusten las dos cosas, al contrario, pero siempre van por separado, o no? Lo más raro de todo es que yo pensé que poco menos que la iba a vomitar, pero me terminó gustando y hasta me serví más…
Ah! Y algo que no puedo dejar de comentar. Hoy estuve jugando con mi gata. Le tiré un “zarpazo” con mis uñas comidas y ella me devolvió un zarpazo con sus uñas filudas directo a mi párpado. No me dolió, pero se me empezó a hinchar el ojo y a pesarme cada vez que pestañeaba (o sea, como 30 veces por minuto). Ahora lo tengo rosado, y si me pinto el otro del mismo color, quedo perfecta.

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