Mi primer acercamiento con el tema debe haber sido el libro de Ana Frank, después las clases de historia en el colegio, leer y ver
“La lista de Schindler”, conseguirme un libro con la biografía de Hitler para entender más qué pasaba por su cabeza para perder de esa manera el sentido de la realidad y por la de Eva Braun para emparejarse con un tipo tan desquiciado, pero a la vez tan carismático entre los alemanes.
Me interesa el tema, pero mejor si está bien tocado.
La primera vez que vi
“La vida es bella” salí con los ojos rojos del cine de tanto llorar. La segunda vez, varios años más tarde, la película ya no me gustó tanto por esa misma razón: porque está hecha y actuada para que uno salga llorando. Las caras del niño, todo lo que hace el papá para ocultarle la realidad... es lindo, sí, pero también algo manipulador. Misma cosa con
“El pianista”, es imposible que uno no tome parte en su historia y suelte algunos lagrimones.
Porque claro, los nazis son los malos y los judíos son las víctimas en todo el asunto, pero repetir la misma historia una y otra vez –sin desmerecer lo que pasó- me hace sentir que el tema está demasiado manoseado y extremista. Seguramente hubo algunos oficiales alemanes que quisieron escapar y no asesinar a mansalva, no puede estar todo el mundo tan vuelto loco digo yo.
Así que eso, acá van tres películas de nazis que he visto en las últimas dos semanas y que me han gustado porque van más allá del efecto lacrimógeno:
Los Falsificadores (2007): Es la historia de la Operación Bernhard, cuando en plena Segunda Guerra Mundial los nazis reclutan a un grupo de prisioneros judíos expertos en linotipia y falsificación de monedas para que produzcan libras y dólares a destajo, que después introducirían al mercado mundial para boicotear e inflar las economías de los países aliados. Me gustó porque el protagonista, el falsificador más infalible de todos, tiene esa ambigüedad moral de saber que está cometiendo un delito, pero si eso le permite salvar su vida y dormir y comer mejor que sus otros compañeros... hay que pensar bien qué vas a decidir. El tipo se cuestiona, claro, pero también aprovecha las ventajas y eso me parece muy realista, porque puestos en una situación así, la mayoría de la gente trataría de salvar su pellejo a como dé lugar. Incluso uno de los oficiales nazis sabe que el tipo vale más allá de su raza y es capaz de reconocer, en las postrimerías del régimen, que las cosas se les fueron de las manos.
Black book (2006): Ambientada en Holanda, 2GM, es la historia de una mujer joven y judía que se esconde para no ser capturada por los nazis, pero cuando bombardean su guarida y matan a su familia, no le queda otra que sobrevivir como sea. Aprovechando que es bonita, se tiñe el pelo rubio para parecer aria, se filtra entre los guardias de la SS y se convierte en espía. Al principio uno piensa en lo desgraciada que es, pero después ella no se deja estar y sobrevive con lo que tiene. Es insólito, pero incluso uno de los generales nazis termina cayendo bien por su honestidad, incluso más de la que muestran algunos de los judíos del movimiento de la Resistencia. Además, la película está hecha en Europa y eso se nota, los escenarios son de lujo y hay un desfile de idiomas: hebreo, holandés, alemán, inglés... por suerte existen los subtítulos.
Outpost (2007): Esto es una rareza que me recomendaron, porque dudo que la hubiese arrendado yo sola sin tener más referencias. Trata de un grupo de mercenarios que debe cuidar a un científico mientras se adentra en un bosque de Europa del Este, buscando los vestigios de un proyecto científico nazi realizado en un búnker en la década del ‘40. Lo que me gustó de esta película es que durante la primera media hora nadie sabe qué diablos está pasando. ¿Y por qué es rareza? Porque aparecen nazis-zombies -o zombies-nazis, como se prefiera llamarlos-, liderados por un viejo pelado y siniestro que parece sacado directo del manicomio. De todas las películas del género que he visto, esa idea es primera vez que la escucho. Y además es entretenida.
Bonus track
“Sophie Scholl” (2005): Yo siempre me preguntaba cómo es que los ciudadanos alemanes comunes y corrientes con un poco de sentido común no hicieron nada para detener a Hitler o al menos oponerse al mandato del terror. Sophie Scholl y su hermano eran un par de universitarios que lo intentaron fundando la agrupación
“La Rosa Blanca”. Como estaban ultra vigilados, tiraban panfletos en espacios públicos denunciando el régimen. Hasta que los pillan sus compatriotas nazis. Esta es una de mis películas favoritas y casi nadie la ha visto como para poder comentarla.
¡Ah! Voy a recomendar una página web que tiene artículos y críticas de cine que salen de lo típico y predecible que aparece en los diarios. Viene de cerca el comentario porque yo también colaboro ahí, pero realmente vale la pena. Y por último qué tanto, este es mi blog y publicito lo que quiera, jejeje. Se puede ver
AQUÍ.