
Hace cinco años, yo estaba haciendo mi práctica en la sección crónica de un diario conocido hoy como el más farandulero. Un sábado me tocó turno de fin de semana y después de despachar mis notas, sólo estaba esperando que me dieran el visto bueno para irme.
En eso, mi editor jefe de aquel entonces llega a mi puesto y me dice “Señorita, tengo que pedirle un gran favor de redacción”. Yo pensé que querría alguna otra nota y la verdad daba lo mismo lo que fuera porque como practicante, a lo que me pidiera tendría que decir que sí (profesionalmente hablando, no malinterpretar).
“Lo que pasa es que la astróloga de nuevo no nos mandó el horóscopo de mañana y tenemos que ponerlo. ¿Lo puedes hacer tú? Si quieres busca en los archivos de varios meses atrás y cambia algunas palabras para que no se vea igual”.
Plop como Condorito.
Basta leer cualquier horóscopo para darse cuenta de que hablan puras tonteras, pero reciclar los viejos y volver a publicarlos lo encontré penoso. Le dije a mi jefe que sí, ningún problema, y saqué a la luz las dotes imaginativas que todo el mundo tiene guardadas.
Lo inventé. Puse cosas favorables para mis amigas Aries y Cáncer, cosas más que buenas para los Géminis (porque yo lo soy) y no favorecí mucho a los Capricornio ni a los Piscis, porque los representantes que conocía en esa época no contaban con mi total simpatía.
La experiencia me sirvió también para volverme escéptica con el tema de los horóscopos de cualquier publicación, porque seguro que en otras partes se ha dado lo mismo. Aunque igual fue entretenido inventarlo por un día...
Y a pesar de las mentiras, rescato algo del zodiaco. No sé si a ustedes les pasa, pero la gente de mi signo siempre me rodea. Y los que son supuestamente afines (signos de aire) también. Cuando conozco a alguien nuevo y veo que tenemos los mismos gustos o pensamos similar en varios temas, resulta ser Géminis. Muy curioso.