Cuando tenía que hacer trabajos en la universidad las odiaba, porque siempre eran una barrera a la hora de que conseguir la entrevista o la información que necesitaba.
Pero ahora me doy cuenta de que las secretarias son el poder oculto, la mano que mece la cuna a nivel oficinístico. Si uno quiere conseguir algo o acelerar los trámites, ellas son la clave. A mi profesor de la tesis del magíster lo hinché y lo hinché para que me entregara la corrección del borrador, pero siempre estaba ocupado en giras o charlas, hasta que acudí a la táctica de hablar con Consuelo “para ver si se podían apurar un poco las cosas”. Funcionó. Recibí la corrección y las dudas que he tenido hasta ahora con los libros, se las pregunto a ella y me manda mails con attachments de lo que necesito. Estoy en gracia con Consuelo y se lo agradezco, porque si me tuviera mala o no me pescara, quedo en la lista de pendientes para el 2008.
Por eso el 1 de diciembre todos los floristas vendieron muchos ramos y muchos bouquets en el día de la secretaria, muchos ya se han dado cuenta de lo que valen. Claro que hay algunas a las que se les pasa la mano cubriendo los errores o deslices amorosos del jefe, y a veces son ellas mismas las protagonistas de esos deslices.
En fin, mi experiencia me dice que es mejor tener buenas migas con la secretaria que ignorarla.
miércoles, diciembre 20, 2006
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1 comentario:
Eso es algo que yo no entiendo... cómo, ocupando un puesto tan estratégico, les pagan tan mal. Porque ellas tienen el poder, desde venderle información a la competencia, hasta poner en evidencia al jefe con la señora.
Saben de platas, para dónde fue quién, con quién se reunió, etcetc. Si quisieran dedicarse a informantes, les iría espectacular.
De todas formas, no me gustaría tener su pega, porque en el fondo, son las que mantienen el orden el desastre que tienen los jefes en sus cabezas, así que no gracias, prefiero ser periodista.
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