Yo: Sí, dime.
Amigo me dice por el celular: ¿Me puedes comprar una camisa? Tú sabes qué colores uso...
Ok, yo puedo comprar un whopper en el Burger King si me lo encargan, puedo cambiar un cheque que no es mío en el banco si tengo tiempo... pero comprar una camisa de hombre lo encontré más difícil que todo eso junto. Así que caminé a un Ripley pensando que no podría ser tan complicado, pero apenas entré me di cuenta que el departamento de hombres no es lo mío. No sabía qué comprar así que di vueltas hasta que un vendedor con cara de amable me preguntó qué andaba buscando y me indicó el camino al mágico perchero de las camisas buenas, bonitas y baratas.
Hay ciertos colores que quedan bien y otros no a determinadas personas. Creo que tengo algo de noción para eso.
El cumpleaños y Facebook
Fui al cumpleaños de una de mis mejores amigas el otro día y esos eventos -aparte de pasarlo bien y decirle a la cumpleañera que nunca será un grano de arena solo en el desierto-, sirven para observar a la gente y enterarse de qué se teje en materia social, qué tema “la está llevando”.
Y esta vez fue Facebook.
Que me encontré con Juanito, que apareció Pepita, que cuándo te vas a hacer tu profile, que inclúyeme mañana como amiga y bla bla bla.
Yo tengo perfil, pero ahí me quedé. Acepto a la gente que conozco y a los que me tincan, pero no invito a nadie. Entro tarde, mal y nunca, porque la verdad, lo encuentro bastante inútil.
Sí, puede ser que haya gente que se encuentre con otra que había perdido de vista hace mucho tiempo, pero en el fondo perder el contacto es... dejación. Si uno se propusiera buscar a una persona la googlea, usa blancas.cl, hojea la guía de teléfonos... es posible hacerlo sin Facebook, ese el punto. Sólo que claro, toma trabajo.
Y en términos de aplicaciones ¿Para qué voy a andar jugando a los vampiros o ganando puntos que no me sirven para nada? ¿Por qué debería unirme a causas virtuales que de buenas intenciones sólo tienen el nombre?
Por ejemplo, esa moda de que vuelvan los lentos. ¿Para qué diablos puede querer alguien que vuelvan a tocar lentos en las discos, si las veces que yo he ido, a la ex Oz por ejemplo, todo el mundo se va a sentar con cara de lateado cuando ponen uno? ¿Faltan acaso espacios de romanticismo? Para eso está el ingenio, no unas cuantas luces bajas y una canción en inglés que imponga abrazos, creo yo. Hay mejores formas de autoalegrarse.
Y eso que me gusta la música ochentera, pero los lentos no los paso.
Retomando la ida al cumpleaños, la mayor alegría fue haber estado con mis tres mejores amigos de la universidad. No nos veíamos los cuatro juntos desde octubre pasado, cuando se nos ocurrió hacer una sesión fotográfica que hasta ahora nadie fuera de nosotros ha visto porque es demasiado.... hilarante. La foto que nos tomamos este miércoles fue muy normal, si nos pusiéramos a comparar.
Y ese encuentro fue mil veces más valioso que cualquier Facebook.
Barrio Bellas Artes
Paseando por el artístico, caro, sobrevalorado pero igual lindo barrio de Bellas Artes, uno se puede encontrar con muchas cosas “especiales”. Por ejemplo, el aviso de “Se busca señorito para atender bar”, que la verdad no duró mucho tiempo puesto, será por la alta oferta de postulantes.
Otro aviso que me puse a leer era un llamado público a cualquier persona con alma de poeta para que pasara a formar parte de una colectividad de declamadores urbanos que, salomónicamente, repartirían las ganancias por partes iguales. ¿Volvimos a la era hippie? ¿Cuándo que no me di cuenta?.
Manifiesto Nueva Sangre
Tres cineastas chilenos, Ernesto Díaz (“Kiltro”, “Mirage Man”), Jorge Olguín ("Ángel Negro”, “Sangre Eterna") y Miguel Ángel Vidaurre (“Corazón Secreto”) firmaron hace algunas semanas el “Manifiesto Nueva sangre”, versión local del “Dogma 95” que impone una serie de requisitos a la hora de filmar, a simple vista dando importancia a la naturalidad y la improvisación. Estratégicamente, la norma también tiene su cometido: ser distribuidos por alguna productora independiente de EEUU, probablemente Magnolia Films o alguna otra que aportaría circulación en el extranjero del material (por ejemplo, Magnolia Films distribuye “Kiltro” a casi US$19 a cualquier parte del mundo).
El manifiesto tiene 13 puntos y yo no estoy de acuerdo con todos, por ejemplo, ese que impone la duración de una película entre no menos de 70 ni más de 90 minutos, o ese otro que denigra los filmes que son calificados para todo espectador. Como sea, la propuesta es interesante de analizar y discutir. Si alguien quiere ahondar, se puede ver AQUÍ y ACÁ.
Hay ciertos colores que quedan bien y otros no a determinadas personas. Creo que tengo algo de noción para eso.
El cumpleaños y Facebook
Fui al cumpleaños de una de mis mejores amigas el otro día y esos eventos -aparte de pasarlo bien y decirle a la cumpleañera que nunca será un grano de arena solo en el desierto-, sirven para observar a la gente y enterarse de qué se teje en materia social, qué tema “la está llevando”.
Y esta vez fue Facebook.
Que me encontré con Juanito, que apareció Pepita, que cuándo te vas a hacer tu profile, que inclúyeme mañana como amiga y bla bla bla.
Yo tengo perfil, pero ahí me quedé. Acepto a la gente que conozco y a los que me tincan, pero no invito a nadie. Entro tarde, mal y nunca, porque la verdad, lo encuentro bastante inútil.
Sí, puede ser que haya gente que se encuentre con otra que había perdido de vista hace mucho tiempo, pero en el fondo perder el contacto es... dejación. Si uno se propusiera buscar a una persona la googlea, usa blancas.cl, hojea la guía de teléfonos... es posible hacerlo sin Facebook, ese el punto. Sólo que claro, toma trabajo.
Y en términos de aplicaciones ¿Para qué voy a andar jugando a los vampiros o ganando puntos que no me sirven para nada? ¿Por qué debería unirme a causas virtuales que de buenas intenciones sólo tienen el nombre?
Por ejemplo, esa moda de que vuelvan los lentos. ¿Para qué diablos puede querer alguien que vuelvan a tocar lentos en las discos, si las veces que yo he ido, a la ex Oz por ejemplo, todo el mundo se va a sentar con cara de lateado cuando ponen uno? ¿Faltan acaso espacios de romanticismo? Para eso está el ingenio, no unas cuantas luces bajas y una canción en inglés que imponga abrazos, creo yo. Hay mejores formas de autoalegrarse.
Y eso que me gusta la música ochentera, pero los lentos no los paso.
Retomando la ida al cumpleaños, la mayor alegría fue haber estado con mis tres mejores amigos de la universidad. No nos veíamos los cuatro juntos desde octubre pasado, cuando se nos ocurrió hacer una sesión fotográfica que hasta ahora nadie fuera de nosotros ha visto porque es demasiado.... hilarante. La foto que nos tomamos este miércoles fue muy normal, si nos pusiéramos a comparar.
Y ese encuentro fue mil veces más valioso que cualquier Facebook.
Barrio Bellas Artes
Paseando por el artístico, caro, sobrevalorado pero igual lindo barrio de Bellas Artes, uno se puede encontrar con muchas cosas “especiales”. Por ejemplo, el aviso de “Se busca señorito para atender bar”, que la verdad no duró mucho tiempo puesto, será por la alta oferta de postulantes.
Otro aviso que me puse a leer era un llamado público a cualquier persona con alma de poeta para que pasara a formar parte de una colectividad de declamadores urbanos que, salomónicamente, repartirían las ganancias por partes iguales. ¿Volvimos a la era hippie? ¿Cuándo que no me di cuenta?.
Manifiesto Nueva Sangre
Tres cineastas chilenos, Ernesto Díaz (“Kiltro”, “Mirage Man”), Jorge Olguín ("Ángel Negro”, “Sangre Eterna") y Miguel Ángel Vidaurre (“Corazón Secreto”) firmaron hace algunas semanas el “Manifiesto Nueva sangre”, versión local del “Dogma 95” que impone una serie de requisitos a la hora de filmar, a simple vista dando importancia a la naturalidad y la improvisación. Estratégicamente, la norma también tiene su cometido: ser distribuidos por alguna productora independiente de EEUU, probablemente Magnolia Films o alguna otra que aportaría circulación en el extranjero del material (por ejemplo, Magnolia Films distribuye “Kiltro” a casi US$19 a cualquier parte del mundo).
El manifiesto tiene 13 puntos y yo no estoy de acuerdo con todos, por ejemplo, ese que impone la duración de una película entre no menos de 70 ni más de 90 minutos, o ese otro que denigra los filmes que son calificados para todo espectador. Como sea, la propuesta es interesante de analizar y discutir. Si alguien quiere ahondar, se puede ver AQUÍ y ACÁ.
El título del post por supuesto que no tiene nada que ver con todo lo que escribí, pero no importa, por algo está ahí para dejar constancia de la fecha.