El gato. Conocí a un gato hace poco y como es cachorro le caí bien a la primera. Me mordió los pies y me olisqueó la cara pero lejos, lo que más me llamó la atención es que este felino toma Pepsi!
Ok, yo tuve un gato que en verano comía pedazos de melón y mi minino actual mata por la ensalada de brócoli, pero ¿¿¿Pepsi???? Eso no lo había visto antes y obvio que fue por culpa de sus amos que lo mal acostumbraron. Uno abre la botella y el perla empieza a maullar. Es un gato que
“se atreve a más”.
Mea culpa. Hasta principios de este año, yo contaba feliz al que me lo preguntara que vi
“American Gangster” el año pasado y pirateada en la comodidad de mi hogar. Y ahora que la estrenaron me sentí culpable de estar atacando así a la industria y asociados que se ganan la vida en el rubro.
Nunca he descargado una película porque el computador de mi casa es tan lento que no lo permitiría y sé que perdería la paciencia esperando, pero sí he comprado discos grabados a la mala. Bastantes. Ya sé que esto no es como asaltar a una familia inocente o dispararle a alguien, pero de todas formas no está bien. Además que las películas originales con extras y con su caja de colores son tan bonitas, llega a dar gusto mirarlas en las tiendas, salen muy buenas cosas de ahí.
Por eso, sé que mi dealer vende
“John Rambo” desde hace semanas, pero me prometí verla en el cine y lo voy a cumplir. Una más de varias promesas que respetaré. Hay necesidades vitales pero esta no lo es, más bien uno se la crea para justificar la ansiedad. No importa que un amigo justo ayer me haya comentado por msn que ya la vio y vale la pena... aguantaré no más. Ahora estoy prefiriendo esperar y respetar los tiempos, por varias razones.
Las películas. (
Todas son cortesía del video club de calle Compañía donde fueron arrendadas). “
The Hitcher”, que estrenaron acá como
“Asesino en la carretera”. Se basa en tres personajes, una pareja de universitarios que hace un viaje en auto y cuando todo parece que será un buen rato se topan con un psicópata al que deben llevar a bordo y les echa a perder la fiesta con amenazas y armas blancas.
“Vacancy” u
“Hotel sin salida”, en el mismo tono que la anterior, pero con la salvedad de que la pareja se queda atrapada en un hotel que está en medio de la nada y cuyo administrador y ayudantes son locos asesinos de los que hay que huir ahora ya. Curioso lo que pasa con estas películas, que reciben pésima crítica, pero igual se aprecia que hay un trabajo bien hecho detrás, producción, detalles muy cuidados. No son para el Óscar, pero tampoco para tirar al tarro de la basura sin más.
Las otras dos fueron
“El niño de barro”, con Argentina de 1912 conmocionada por los asesinatos a niños, y uno de ellos -el protagonista por supuesto-, con extrañas visiones de lo que va a pasar y quiénes serán las siguientes víctimas. La última, la coreana
“Sympathy for lady Vengeance”, era la historia de una ex presidiaria que sale en libertad para cobrar venganza por el crimen que no cometió. Suena a
“Kill Bill”, pero es mucho más que eso, hasta permite una reflexión acerca del papel, pasivo o activo, de los familiares de las víctimas en los delitos.
Las cuatro fueron seleccionadas al azar y el detalle con el que me quedo, aparte de que me gustaron, es que todas coinciden en algo: una mujer disparando, por distintas causas, pero todas justificadas.
Las modas. No hablo sólo de ropa, sino también de creencias. Ordenar la oficina o la pieza según la filosofía zen y jurar que así se sacan las malas vibras cuando ese es un tema interno que no tiene nada que ver con la posición de unos simples objetos... como que no lo entiendo. Raro eso pretender traer una forma de ver la vida de cierta aparte del mundo y adaptarla a la nuestra ¿Qué tiene que ver uno con lo que han pasado los chinos y los indios por miles de años para llegar a ser lo que son ahora?
La caminata. En aquellos lejanos años de preparación de la Prueba de Aptitud Académica, sección Historia y Geografía, me bajó la locura de que para aprenderme bien lo que había hecho cada Presidente de Chile, sería interesante ir caminando a las plazas donde estaban los bustos de cada uno para leer las placas y aprender in situ. Claro, había algunos que eran más notorios que otros, había algunos muy detectables que se notaban de lejos, pero creo que el método funcionó. Tampoco me iba a poner a tomarles fotos o medirlos, para qué, pero hasta el día de hoy los extraños conocidos me molestan con eso, por qué será.
La molestia. Resulta que desde fines del año pasado tengo una pequeña alergia en el cuello que no es la gran cosa, pero me molesta saber que sigue ahí. He ido al doctor, he usado esas cremas que suelen recetar y no pasa nada.
Ayer, buscando otra opinión, llegué con una doctora que empezó con las mismas preguntas de siempre:
-¿Tiene contacto con animales? (S
í, todos los días. Además tengo un perro y dos gatos en mi casa)
-¿Usas cremas, perfumes? (
Sí, uso, tengo varios)
-¿Es alérgica a algo? (
No, que yo sepa)
-¿Has comido algo fuera de lo común? (
No lo sé... si usted considera los cerebros de mono o las ancas de rana que me zampé el otro día como raro, podría ser.... No, mentira, ni siquiera probaría eso, pero el punto es ¿Para qué iría a gastar plata y tiempo en ir al médico si no hubiera repasado esto ya mentalmente y lo hubiera evitado al identificarlo?)Nada contra el gremio, pero hasta ahora no me han dado ningún aporte ni me han contado algo que no sepa. Espero que eso cambie.
La lectura. Ah sí, dicen que la gente no lee, ni libros ni mucho menos páginas en Internet. ¿Será verdad eso? Lo voy a
probar aquí.Y se acabaron las vacaciones... voy a empezar a responder los comentarios de nuevo... a partir del lunes.