Ayer me tocó irme parada en una micro, y como se me quedaron los audífonos encima de mi cama, no pude escuchar música. Tampoco podía leer, así que no me quedó otra que ponerme a pensar, pero a pensar en serio, no esas ideas flashes que vienen a la cabeza y que no tienen mayor profundidad.
Me empecé a acordar en qué parada estaba mi vida en los últimos días de abril del año pasado. Por esa época, en mi ex pega se hizo una reestructuración que nos sacó a casi todos de nuestros puestos. Unos quedaron mejor, otros peor.
Una mañana mi jefe nos llamó uno por uno a una oficina aparte para contarnos las novedades. Yo pasaría al turno de noche, con horario de 16pm a 1 am todos los días. Yo sé que a más de alguno esto le puede gustar, pero a mí no. Una semana está bien, pero todo el tiempo... se te acaba la vida social. Todos mis amigas se juntaban en las tardes, iban al cine, a comer café con pasteles, y yo no podía, porque tenía que estar actualizando y subiendo notas, viendo las noticias para que no se me escapara nada. Mi pololeo de ese entonces también se afectó por eso y por varias cosas más que ya no vale la pena hablar.
Perdí mucho y más encima, me llevaba pésimo con mi jefe nuevo. Yo soy paciente y agacho el moño cuando sé que me equivoco, pero cuando la otra persona se equivoca y se hace la tonta, aunque sea un superior, se gana todo mi odio.
Todo esto fue el detonante para que empezara a buscar trabajo en otra parte, y finalmente me cambié en agosto.
Así que ahora recuerdo que abril no fue exactamente un mes de cambios, pero sí fue el mes en que las cosas se empezaron a gatillar, a preparar el terreno. Y en comparación, este abril ha sido mucho más tranquilo. Tengo harto trabajo, pero me gusta y sé que eso es bueno. Lo único que no me está alegrando de este abril 2007 es el clima, que me hace andar con guantes y lentes de sol en un mismo día, porque en la mañana hace un frío de los mil demonios y al mediodía, más de 20 grados.
Todo ha cambiado. Ya no tengo muchas de las cosas que tenía el año pasado, pero tengo otras que antes no tenía. Y como siempre le dice Calvin a Hobbes, los cambios le dan movimiento a la vida, así que siempre son bienvenidos.
Pucha que ando reflexiva. Todo por culpa de la micro llena.