martes, noviembre 27, 2007

Una pistola de agua por favor

Lo especial de andar en metro al menos una hora por día es que inevitablemente me toca escuchar conversaciones ajenas. No es que lo ande buscando, pero siempre me tocan diálogos de antología, y me quedo pegada enterándome de historias sórdidas.

Metro estación Universidad de Chile, dos señoras, cual de las dos con más bolsas en la mano:
Señora 1: Menos mal que ya compré todos los regalos de Navidad
Señora 2: Sí, menos mal, aunque a mí todavía me falta comprarle algo al Ricardito.
Señora 1: ¿Y qué te pidió?
Señora 2: Una polola, jajajaja

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Metro estación San Joaquín, que suele llenarse de alumnos PUC:
Estudiante 1: Anoche me dio un ataque de pánico y llamé a todos mis ex.
Estudiante 2: Nooooo, ¿y qué te decían?
Estudiante 1: Uno había cambiado el celular, otro está pololeando y no me pescó...
Estudiante 2: ¿Y Gustavo?
Estudiante 1: Gustavo quiere entrar al seminario.

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Metro estación Unión Latinoamericana, donde no se sube ni se baja casi nadie, debe ser la estación con menor movimiento de la línea:
Señor 1: Yo ya he pensado que me quiero morir de cualquier manera, menos en un accidente de autos.
Señor 2: Pero hay cosas peores hombre, imagínate morir ahogado.
Señor 1: No sé, hasta he hecho mandas para no morir en un accidente, les tengo fobia.
Señor 2: Pero igual tienes auto...
Señor 1: Sí, pero apenas lo manejo, está siempre guardado.

Esa última conversación me dejó pensando en las diferentes formas de morir. Con mis amigas habíamos hablado antes del tema y hasta armamos un Top 5 con las peores:

1. Morir quemado: Calor y fuego, es como la antesala del infierno. Además, nadie va a querer verte después en el cajón y no hay maquillador que pueda componer el descalabro.

2. Morir atropellado: Más que nada por la sensación de que un auto te pase encima. Por eso entiendo al señor del diálogo 3, pero nunca tanto como para que sea una fobia.

3. Morir ahogado: Agua, mucha agua, y pataleos desesperados con plena conciencia de lo que está pasando. No gracias.

4. Inanición: Morir de hambre con lo que me gusta comer es como una maldición, lo peor que me podría pasar. Misma idea con la variación morir de sed. Por eso sé que si alguna vez protesto por algo, jamás me ofreceré de voluntaria para las huelgas de hambre.

5. Morir en un accidente de avión: Puede ser trágico, muy trágico, pero a mil y tantos pies de altura la muerte es casi instantánea, así que nos ahorramos la agonía.

Nota de la redactora: Es casi diciembre, todo es rojo, la gente se ríe, compra regalos como enajenada y yo salgo con estos temas mortuorios... Así es no más, siempre voy al revés de los cristianos y por eso a veces me dan ganas de pegarme un tiro... con pistola de agua.

jueves, noviembre 22, 2007

Jueves negro

Puras caras largas me tocó ver hoy en el metro, y con sueño más encima. Me puse a leer mi libro mejor.

Nunca he entendido bien eso de que jugando de local, un equipo tiene más probabilidades de ganar. O sea, mi cabeza lo procesa, obvio que la barra de un estadio lleno de compatriotas gritando, cantando el himno nacional con sentimiento y apoyando debe influir positivamente, pero... ¿Es tan necesario?, ¿No se supone que el desempeño no tiene nada que ver con las influencias externas?

Conversaba esto hace tiempo con un amigo que me decía que jugar de local y darse por cuasi ganador es cultura latinoamericana, porque si uno observa, los equipos europeos no están ni ahí con jugar de visita o de local, hacen lo suyo de ambas formas.

Yo creo más en la mentalidad positiva del equipo. Paraguay venía con el espíritu muy arriba después de ganarle a Ecuador, y bueno, todos sabemos que el equipo chileno no es el gran-gran contrincante de la fecha.

Y lo que pasó anoche lo confirma: jugar de local en verdad no importa demasiado.

Sería todo lo que voy a decir al respecto hasta el próximo año.

Bonus track
El sábado 24 de noviembre, esta portada del diario Daily Mirror de Inglaterra cumplirá 16 años. Yo soy fan del grupo, pero no me corto las venas porque Freddie Mercury se murió, si a fin de cuentas cada cual hace lo que quiere con su vida y después afronta las consecuencias si es que las hay. Eso es vivir.
Quedaron los sobrevivientes: Brian May, flamante doctor en astrofísica, fue nombrado esta semana canciller honorífico de la universidad John Moore de Liverpool, en Inglaterra. Está dedicado a la investigación del polvo interplanetario y a la música, una mezcla tentadora. Roger Taylor y John Deacon continúan con sus vidas y con la música, el primero más activo que el segundo.

El legado es lo que me importa, y por suerte hay bastantes discos.

sábado, noviembre 17, 2007

Tomar café (o té?)

Dicen que el mundo se divide entre quienes prefieren el té y quienes prefieren el café (una más de tantas afirmaciones categóricas que está de moda…).

El caso es que tomar café la lleva. Los ejecutivos toman café, los estudiantes que se desvelan toman café, los abuelos, los niños, las mujeres… todo el mundo toma café aunque sepan que en exceso haga mal y acelere el corazón.

Y yo que no soy experta en el tema y sólo tengo en mi casa la lata común y corriente de Nescafé, he quedado en la ignorancia porque no sé cuántas clases de granos ni cuántos sabores existen, con suerte he ido una vez en mi vida al Starbucks y más encima ni siquiera por iniciativa propia, me invitaron.

Pero me interesa el tema, porque hasta los economistas dicen que lo que se paga en el Starbucks es el vaso blanco con el logo verde, los asientos bonitos, el lugar con onda y el status que da el tomar café de esa marca, pero nada más. Porque siendo honestos, el líquido en sí uno lo puede encontrar en cualquier supermercado o prepararlo en casa. Lo otro es que Starbucks parece tener un acuerdo con las películas de Hollywood: está lleno de protagonistas que corren apurados por las calles de Nueva York con el vaso en la mano y cara de “abran paso que aquí vengo yo, alguien ocupado y con estilo”.

Es más bohemio también. Una taza de té se asocia con el pastel de la tarde, el pedazo de kuchen, con el jugo de limón para el resfrío…, pero la taza de café trae a la mente el cigarrillo, las noches en vela y las reuniones donde se habla de cosas importantes (no todas por cierto, yo eliminaría el 80% de las reuniones actuales por su inutilidad).

No sé si realmente una taza de café sirva para despertar a la gente. Probablemente las primeras veces sí, pero a todo se acostumbra el cuerpo humano, y con el uso continuado esa dosis no hace ni cosquillas. Por algo dicen que es un vicio.

Así que eso, ¿té o café?

lunes, noviembre 12, 2007

Cambio en la rutina

La canción de hoy es Hold the line de Toto. Más abajo explico por qué.


-Lo curioso es que cuando dije que me iba de vacaciones, el consejo que todo el mundo me daba fue: “Descansa”. Bueno, no les hice caso. De hecho, creo que dormí menos, y eso da lo mismo... Las vacaciones son para hacer cosas que uno nunca hace, para cansarse de formas distintas a las de la rutina diaria y no para estar quieta, y ese objetivo está muy cumplido.

-Hace mucho tiempo que no me subía a una lancha, así que cuando iba caminando por el mercado de Valdivia y un tipo me ofreció un tour por las islas de la zona, no lo pensé dos veces y dije que sí. Estuve seis horas dando vueltas por el río y las islas, y fue de lo mejor.

-Todavía me río de la estampida de ovejas que nos llegó en Corral a mí y a un grupo de turistas cuando íbamos subiendo camino al fuerte. Parece que estábamos caminando justo encima del mejor pasto y se anduvieron enojando…

-Fue raro pagar la micro con monedas después de tantos meses usando la tarjeta Bip.

-Es una lástima, pero en Santiago y en regiones es lo mismo, guardando las proporciones: tres farmacias en cada esquina y lo peor es que siempre están con público. No puedo creer que existan tantos enfermos –o hipocondríacos-, en este mundo.

-Siempre me pasa que la gente me pregunta qué hora es o dónde queda tal dirección cuando voy caminando por la calle. Tengo cara de alguien confiable, me dice una amiga. No hay problema con lo primero porque siempre uso reloj, pero con lo segundo, a veces sé y a veces no. Lo raro es que te pregunten eso dos veces en la misma mañana en Concepción, ciudad a la que iba por primera vez en mi vida y con suerte sabía dónde estaba parada.

-Llegué el sábado en la mañana a mi casa. Yo pretendía dormir toda la noche en el bus, pero claro, no tenía idea que me iba a tocar al lado de un viejo señor que roncaba fuerte. Fui mala, le pegué dos codazos a ver si cambiaba de posición y se quedaba callado, pero nada. Me tocó insomnio, así que después dormí todo el día y sólo me levanté en la tarde para ir a…

-El concierto de Toto en el Teatro Caupolicán
“Los Toto son viejos, no descartes trombosis, hipertensión o un ataque así” me dijeron por ahí cuando conté que tenía comprada la entrada desde mediados de octubre.
Ya conozco esa lección de que no se debe dar nada por sentado en esta vida, pero tampoco tenía ningún interés en ir a pedir el reembolso a Ticketmaster por cualquier cambio en la agenda.

Lo bueno es que sí hubo concierto, y estuvo notable. No importa que Lukather diga “this is a very special night and you are very special people” (uno sabe que todos dicen la misma frase en cualquier país al que vayan). Lo único que a mí me importó es que aparte de las clásicas Hold the line y Africa, tocaron Pamela y I’ll supply the love, dos de mis favoritas. Este no fue mi deseo imposible de ir a un concierto de Queen con formación original, pero lo que vi lo destaco.

Resumiendo, todo estuvo muy bien y la gente que conocí fue un siete, pero eso no necesito decirlo, ellos lo saben.

lunes, noviembre 05, 2007

El mundo sigue estando loco

Hay inventos que dan risa y otros que son puras tonteras, pero en todos los casos, a alguna mente creativa se les ocurrió y hoy debe estar ganando plata como enajenado. Aquí, mi selección personal de los que más me han gustado últimamente.

TENEDOR ESPECIAL PARA TALLARINES: Comer pastas es lo mejor, uno se siente casi como en Italia, hay montón de variedades, mil salsas… pero la verdad es que comer tallarines es un atado, sobre todo si uno no está en confianza y queda con la boca llena de salsa bolognesa en medio de una reunión importante. O en la primera cita. Para evitar esos inconvenientes se creó este tenedor especial que envuelve los tallarines mediante un mecanismo que funciona con dos pilas AAA y los deja ordenados y listos para llevarlos a la boca. Voilá.

PARAGÜAS PARA PERROS: Para que el Cachupín no se moje cuando salga a pasear o hacer sus necesidades llega el nuevo invento del año: el Puppybrella, un paraguas incluido en el collar que protege al perro de las inclemencias del tiempo. Como ahora se acerca el verano por este hemisferio, igualmente se puede usar para proteger a la mascota de los malignos rayos UVB/UVA. Simplemente, sin comentarios.


LECHUGA ENCUBIERTA: ¿Dónde esconder el lujoso anillo de diamantes? ¿Dónde guardar el $$$$ en efectivo en un lugar menos obvio que debajo del colchón? La solución llega en forma de una lechuga de plástico idéntica a las originales, pero con un compartimiento secreto en el medio que a simple vista, nadie notaría. Si yo fuera delincuente lo último que se me ocurriría sería llevarme una lechuga de la casa donde estoy robando.

FUSIL DE HELLO KITTY: Aprovechando de citar las fuentes, todos los inventos anteriores los saqué de la página web de Bimbambanana.com.
Pensado para las mujeres con sed de venganza que aún conservan su lado tierno se inventaron el fusil AK-47 de Hello Kitty y el rifle M41A de Mi Pequeño Pony. No sé si hay peores mezclas en esta vida. Me imagino una guerra entre pelolais y pokemonas usando estos juguetes. Hello Kitty está de moda, ¿se han dado cuenta? El otro día fui a Patronato y mi vista se bombardeó con cosas de la gatita japonesa. Nunca me gustó tanto, pero si me gustara, es para volverse loca con toda la oferta que hay.

EXCUSAS PARA CORTAR EL TELÉFONO: Este vendría siendo mi invento favorito de la lista. Es que no soy muy buena para hablar por teléfono, me distraigo, miro el techo, empiezo a dibujar triángulos en la libreta de apuntes… Según yo el teléfono sirve para arreglar encuentros y saber dónde está uno, para las conversaciones importantes es mucho mejor usar el cara a cara. Y para esos minutos en que a uno pareciera que le pesa el auricular, está pensado este aparato que tiene seis botones amarillos, cada uno con la capacidad de acabar un llamado dando una excusa convincente.
Juzguen ustedes mismos: Pulsar el Botón 1 provoca un ruido de interferencia que da pie para que uno pueda decir “tengo que colgar, parece que hay problemas de conexión”; Botón 2 es una sirena de policía (“no puedo seguir hablando, hay una emergencia en mi cuadra”); Botón 3, guagua llorando (“me tengo que ir, no puedo dejar que siga gritando la pobre”), Botón 4, simula un perfecto sonido del timbre en la puerta; Botón 5, golpe en la puerta (porque no se puede andar inventando que hay timbre de un día para otro, sobre todo si el interlocutor conoce tu casa); y Botón 6, choque de autos.
Me gustaron las excusas, este aparatito me lo compraría feliz.

Avisos del diario mural:
-Este post tuvo una primera parte meses atrás, que se puede leer AQUÍ. Con la de inventos que nos inundan, tampoco descarto una tercera versión más adelante.

-Esta semana… ¡estoy de vacaciones!, así que andaré lenta en el tema de las respuestas porque me alejo del PC. Me voy de paseo al sur, a desconectarme de la rutina diaria y encontrar mi espíritu zen………… saaaaaaaaaaaaaa, si yo soy lo menos espiritual que hay. Darle vueltas a las cosas es can-sa-dor.
Me voy, pero vuelvo.